Rodrigo Pérez-Alonso | Dinero en Imagen | 16 Marzo 2016
La Ciudad de México era en los años sesenta una urbe de seis millones de habitantes, clima templado, grandes promesas, con un Periférico recién construido y casi vacío. El parque vehicular se medía en miles y era todavía un bien casi de lujo. Más de cincuenta años después, el parque vehicular es de casi 6.8 millones y la población del área metropolitana es de más de 23 millones de habitantes.
El rey urbano del siglo XX, el automóvil, está causando problemas cada vez más grandes en grandes metrópolis como la Ciudad de México. Sin embargo, dos cambios de paradigma en la industria automotriz pueden cambiar positivamente este enorme problema en los próximos dos o tres lustros: los vehículos con piloto automático y las fuentes alternativas de combustible. Con la introducción de mayores opciones de vehículos, el efecto de los elevados costos de los combustibles y la preocupación por las consecuencias nocivas de los gases contaminantes, muchos gobiernos y consumidores han ido favoreciendo gradualmente los vehículos eléctricos e híbridos en la esperanza de sustituir eventualmente a los hidrocarburos como combustible. Aunado a ello, las grandes armadoras están apostando por vehículos sin conductor.
El mercado de vehículos eléctricos e híbridos es aún, en países como México, muy pequeño y sin los estímulos necesarios para su pronta adopción. La flota vehicular en México de vehículos eléctricos ronda en 200 vehículos, una minúscula fracción de la enorme flota de vehículos contaminantes que circulan a diario. Sin embargo en países desarrollados este tipo de vehículos es cada vez más común. En una reciente visita a Suecia pude conocer una sala de muestras de vehículos híbridos de Volkswagen. El costo de un Golf ronda los 30 mil euros y existen puntos gratuitos en todo Estocolmo para recargar la batería.
Ello es posible por el fuerte esquema de subsidios de energías limpias en Suecia. Para vehículos limpios cuenta con un subsidio gubernamental de 40%. La generación de electricidad (un punto álgido en otros países por su costo y contaminantes) representa emisiones de CO2 muy bajas dado que la red eléctrica se alimenta con plantas hidroeléctricas y energía nuclear.
El otro punto importante que producirá cambios importantes es el desarrollo de vehículos sin piloto. Grandes armadoras como BMW, Volkswagen, Ford, GM y Tesla están apostando por el futuro en los vehículos con pilotos automatizados y conectados en red. Las aplicaciones son ilimitadas. Es por ello que hemos visto un interés cada vez mayor en el desarrollo de mapas digitales como Google Maps, Nokia Here (antes Navteq) y TomTom. En ello se definirá el futuro de estos vehículos. Aquél que posea los mejores mapas podrá tener los vehículos más eficientes.
Lo impresionante de esta tecnología es que, aunado a las energías limpias y aplicaciones de la economía compartida como Uber, se pueden cortar tiempos de traslado, emisiones contaminantes e incluso, a través de vehículos conectados en red, cortar congestiones e ineficiencias en la red de calles de las grandes metrópolis.
Ante ello nos queda esperar. ¿Tendremos ciudades compartidas o congestionadas? ¿CDMX o SmogDMX?