Qualcomm es, sin duda, una de las compañías que más ha contribuido y contribuye con el desarrollo de las comunicaciones inalámbricas. Prácticamente, sin las innovaciones de dicha empresa, el Internet y las telecomunicaciones móviles no serían lo que son ahora.
Sólo por poner algunos ejemplos, Qualcomm puso en escena el primer teléfono inteligente y la llegada del estándar inalámbrico 3G; lograron integrar localización GPS, conectividad a Internet y Bluetooth en un solo procesador lo que ha dado paso a dispositivos más eficientes y compactos; han desarrollado mejoras en la transmisión de datos dando paso a la banda ancha móvil. Su innovación no se ha detenido y, a la fecha, ya cuentan con procesadores que contribuyen con la revolución 5G.
Todas estas innovaciones vienen a propósito de las acusaciones que Qualcomm enfrenta en Estados Unidos por parte de la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés); organismo gubernamental cuyo mandato es proteger a los consumidores y promover la competencia.
Desde 2017, la FTC elaboró un caso contra la compañía alegando altos cobros de regalías por sus patentes en distintos estándares inalámbricos lo cual, de acuerdo con el organismo, supone un afectación a la competencia. Este caso culminó en un juicio que está en espera de resolución en California y cuyo veredicto podría afectar el ritmo de la innovación en el mundo de las telecomunicaciones móviles.
De acuerdo con las acusaciones, Qualcomm solo provee chips para producir equipos móviles a quienes adquieren las licencias de sus patentes. Asimismo, se le acusa de imponer barreras a sus competidores en la manufactura de chips, tales que ofreció incentivos para que los productores de equipos adquirieran exclusivamente sus componentes y no otorgar esquemas de licencias exhaustivas a sus rivales.
Qualcomm argumenta que no otorga licencias de manera separada a la provisión de chips por razones legítimas de creación de negocio; esto es razonable ya que los fabricantes de dispositivos podrían producir dispositivos sin pagar patentes y, por lo tanto, sin retribuir al costoso proceso en que se incurrió por generar propiedad intelectual. Adicionalmente, de acuerdo con la empresa, el precio del licenciamiento es independiente del precio de los chips.
Adicionalmente, se argumentó que las supuestas barreras a los competidores no son del todo comprobables ya que por un lado, hoy la compañía tiene mayor competencia en el mercado de chips móviles y, por el otro, el precio de los teléfonos inteligentes ha caído 34% en la última década.
La resolución de este juicio es fundamental, pues influirá en el ritmo de la innovación de las comunicaciones móviles. La pregunta es si se optará por alentar la evolución de la tecnología y la conectividad basada en la propiedad intelectual o si se sentará el precedente contra la innovación.