Vía El Economista por Gerardo Flores
La frase mal escrita en X (antes Twitter) por la secretaria de Energía, Rocío Nahle, “¡Sino son gelatinas!” (sic), al presumir un video de la refinería de Dos Bocas, refleja lo que en realidad ocurre con ese megaproyecto, que se ha excedido en tiempos y en costos, especialmente en este rubro, respecto del que se reporta un costo que ya se acerca a los 18 mil millones de dólares, prácticamente un sobrecosto de 125 por ciento respecto a lo que el gobierno del presidente López Obrador prometió cuando de manera precipitada se asignaron los contratos de construcción y se iniciaron los trabajos, sin una etapa previa de planeación adecuada para la magnitud del proyecto.
En este caso, la secretaria Nahle, tratando de jugar a la estratega política perspicaz, lanza una frase para tratar de presumir la grandilocuencia de lo que se supone ella y el gobierno para el que trabaja son “capaces” de hacer, al mismo tiempo que trata de ridiculizar lo que Xóchitl Gálvez hizo durante su infancia para colaborar con los esfuerzos de su familia, que según sabemos por la aspirante, en alguna etapa se dedicó a la venta de gelatinas. Lo anterior, también como parte del esfuerzo de propaganda del gobierno para atacar los dichos de Gálvez, en este caso, lo que expresó sobre la posibilidad de ver jornadas de ocho horas en líneas de producción en maquilas en Chiapas.
Sin embargo, es evidente que aún cuando trate de impresionar con imágenes de la refinería de Dos Bocas, es un hecho que ese proyecto se le ha salido de las manos y hoy no refina nada aún, y el costo se ha excedido tanto que muy probablemente estamos frente a una obra que nunca será rentable, tomando en cuenta lo que se ha invertido y lo que costará operarla.
Eso sucede porque todo se hizo a la carrera, sin haber realizado todos los estudios necesarios para poder decidir de manera definitiva si ese era el tipo de infraestructura que necesitaba México en ese momento. No es un problema real que la secretaria de Energía no sepa redactar, pero sí nos permite tener una imagen de alguien que es descuidada, y que seguramente sigue batallando para poder concluir el megaproyecto con el que embarcó al presidente y a los mexicanos.
En algún momento del siguiente sexenio, independientemente de quien gane las elecciones presidenciales, habrá una revisión más a fondo de los errores que se cometieron en la construcción de la refinería de Dos Bocas, será en ese momento cuando la secretaria Nahle se acuerde de las puntadas con las que presumía este proyecto, y seguramente se lamentará por haberse mostrado presuntuosa con una obra onerosa para el futuro de México.
En otro tema…
Qué preocupante que el Instituto Nacional Electoral inicie una nueva etapa con relación al modelo de comunicación política, y que a partir de julio pasado haya iniciado la revisión de programas de opinión en la radio y televisión mexicanas, para valorar si lo que en ellos se opina es positivo, desfavorable o neutro. Es un grave retroceso para el ejercicio de la libertad de expresión en nuestro país. Se trata de una decisión que se inscribe en ese ambiente de intolerancia a la crítica, de ataque sistemático a la mayoría de los periodistas en México. Por ello es lamentable que el INE se sume a ese ánimo.