Ernesto Piedras | El Economista | 14 Abril 2016
La concentración de mercado es un tema de preocupación en diversos sectores económicos y latitudes. Presente no sólo en el sector de las telecomunicaciones en México, sino en toda América Latina, en donde coincidentemente se reúnen condiciones similares a las de nuestro país, aunque no en la misma dimensión. Efectivamente, en los diversos segmentos del sector es identificable la presencia del preponderante de telecomunicaciones, América Móvil, operador que ostenta una excedida participación de mercado.
Los mercados de telecomunicaciones en América Latina presentan condiciones contrastantes en términos de concentración de mercado. Concretamente, hay países, como Argentina, Brasil y Chile, en los que se registra una distribución de líneas relativamente equitativa entre los operadores en el segmento de telecomunicaciones móviles. En contraste, en México, Colombia y Ecuador, un solo operador provee aproximadamente dos terceras partes de los servicios a sus respectivos mercados. Es decir, que si esta figura de preponderancia adoptada en México fuera aplicada en esos países, el mismo operador sería calificado igualmente como preponderante.
Este último hecho corresponde a altos niveles en el Índice de Herfindahl-Hirschman (IHH), métrica relativa a la concentración de mercado y que indica que en esos países se supera el promedio alcanzado en la región, equivalente a 3,899 puntos, excluyendo casos en los que se tiene un escenario de monopolio. Ello es resultado tanto del desarrollo dispar de la industria, como de las distintas prácticas regulatorias llevadas a cabo en cada país. Pareciera que todo Latinoamérica es territorio del preponderante.
Para la cuantificación del fenómeno de la concentración del mercado se emplea el IHH, que consiste en sumar el cuadrado de las participaciones de mercado de cada empresa u operador existente. Por lo general, el IHH se reporta entre cero y uno o entre cero y 10,000 puntos, según la escala preferida. Un nivel más bajo de IHH refleja una participación de mercado relativamente uniforme de las empresas oferentes. En contraste, cuando se observa un nivel cercano a uno o a 10,000, se puede decir que la mayor parte de la demanda es atendida por sólo una empresa.
Bajo este último escenario se encuentran los países previamente aludidos. Por ejemplo, México, cuyo IHH, medido en líneas móviles, resulta en un nivel de 5,440 puntos, siendo el más alto entre todos los países de la región, seguido de Ecuador con 4,921 y Colombia, con 4,245, mercados que además de coincidir en concentración, lo hacen en que ésta es ejercida por el mismo preponderante de México, América Móvil.
Éstos son algunos ejemplos de los cinco de 17 países en los que el operador supera ampliamente a sus competidores en términos de participación de mercado y provee servicios móviles. En el caso del segmento de telefonía fija, en siete de 12 países en los que el preponderante ofrece el servicio, se encuentra en primer lugar en términos de participación de mercado. Y, en los restantes, es casi el primero.
¿Conviene entonces contar con una regulación asimétrica para el preponderante nacional, que también lo es en América Latina en el agregado? Sí, definitivamente. Sin embargo, aún queda pendiente su aplicación cabal, lo cual se muestra a la luz de los escasos avances, casi marginales, en los niveles del IHH.
Es fundamental reconocer el excesivo nivel de concentración en México que supera todas las métricas de la región, así como que el IFT asegure la implementación efectiva de la regulación asimétrica, para lograr las condiciones de cobertura, calidad y precio de los servicios, según lo ordena nuestra Constitución.