Vía El Economista por Gerardo Flores Ramírez
El Paquete Económico presentado por el Poder Ejecutivo al Congreso de la Unión para el 2024 se inscribe en las viejas prácticas administrativas de los gobiernos que tuvo nuestro país durante la segunda mitad del siglo pasado de gastar en exceso en año de elecciones. Contiene un importante impulso al gasto público en un año durante el que habrá un proceso electoral para elegir a quien ejercerá la Presidencia de la República el siguiente sexenio, la renovación del Senado de la República y de la Cámara de Diputados, congresos locales, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, nueve gubernaturas, además de un gran número de alcaldías en prácticamente todas las entidades federativas.
Por un lado, está el presupuesto previsto para los proyectos emblemáticos como la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. En el caso de la refinería, el secretario de Hacienda y Crédito Público justifica el monto solicitado por la Secretaría de Energía de 170 mil millones de pesos en un supuesto rezago en el ejercicio de lo previsto para el presente año, sin embargo, hay que decir que los recursos aprobados por la Cámara de Diputados como Gasto de Inversión para esa dependencia para 2023 totalizaron 47 mil 234 millones de pesos, monto que ya se amplió a 118 mil 204 millones de pesos. De esos, ya se pagaron 89 mil 386 millones de pesos. Así que el rezago en todo caso no será superior a 28 mil millones de pesos, en caso de que la Secretaría de Energía ya no pague un peso más durante el presente año.
Entonces, los 170 mil millones de pesos solicitados para 2024 en todo caso, incluyen un fuerte componente adicional que terminará por arrojar un sobrecosto excesivo sobre lo que originalmente prometieron el presidente López Obrador y la titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle.
En la misma tesitura se ubica el proyecto del Tren Maya, para el que se están solicitando 120 mil millones de pesos para el 2024, lo que llevaría el costo total de ese proyecto a 480 mil millones de pesos aproximadamente, 3 veces el costo originalmente prometido. Estos excesos sobre lo originalmente ofrecido son el resultado de lo que ya he señalado aquí en diversas ocasiones, la falta de seriedad y rigor para planear esos proyectos, que han ocasionado espacios de oportunidad para un ejercicio descuidado del gasto, en perjuicio de los contribuyentes de México.
Al mismo tiempo que observamos ese comportamiento en el presupuesto de los proyectos emblemáticos, observamos una caída importante en los recursos destinados para Pemex, pero preocupantemente, una caída en el presupuesto para exploración de nuevos yacimientos, que estaría cayendo de cerca de 60 mil millones de pesos aprobados para 2023, a cerca de 25 mil millones de pesos en 2024. Lo anterior nos indica que, al final, el famoso rescate de Pemex que la administración del presidente López Obrador ha presumido durante estos cinco años, quedará en discurso, y en un gasto extraordinario de recursos que no se reflejaron en una verdadera recuperación de la capacidad productiva de Pemex.
El resultado de la apuesta presidencial por una política fiscal expansiva en 2024, se traducirá en un déficit presupuestario significativo de 1 billón 693 mil millones de pesos, un crecimiento real de 44.3% respecto al déficit autorizado por la Cámara de Diputados para 2023. Ello se reflejará en un incremento del peso de la deuda respecto al Producto Interno Bruto, de 46.5% que se estima para el cierre de este año, a 48.8% en 2024. Porcentaje que podría ser mayor en caso de que el tipo de cambio no se comporte tan favorablemente como lo estima la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, o que la economía crezca a un menor ritmo que el esperado por el gobierno.
En fin, el resultado apunta a que la siguiente administración deberá emprender en algún momento una reforma fiscal que le permita obtener mayores recursos de los contribuyentes, para hacer frente al oneroso legado de la administración del presidente López Obrador, que se supone sería “austero”. Es decir, el costo de los caprichos y el desorden administrativo lo terminaremos pagando todos vía más impuestos.