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Retos tecnológicos de la Radio y la Televisión

Iván Ruiz Moreno

 

Más que nunca, los servicios de radio y televisión abierta se enfrentan a una serie de retos tecnológicos que modificarán estas industrias de manera permanente.

Hasta ahora, la radio y televisión abiertas han convivido con la introducción de nuevas tecnologías y competidores y han demostrado ser medios de comunicación de una gran permanencia; si bien no superan al libro.

Más aun, la fórmula de comercialización de la radio y televisión ha permanecido relativamente sin cambio desde su aparición pues, en ambos casos, los programadores sostienen sus operaciones mediante comerciales insertos en programas cuya transmisión, nos guste o no, se decide y mantiene en función de su nivel de audiencia o Rating.

Sin embargo, la proliferación de la Internet como medio para la generación y distribución de contenidos ha provocado que la línea que separa a este servicio de aquellos de radio y televisión abierta se vuelva cada vez más tenue y que los fabricantes de las terminales que permiten hacer uso de estos servicios, como la compañía finlandesa Nokia, se presenten ahora como fabricantes de computadoras de bolsillo.

Entre los retos tecnológicos que enfrenta la televisión abierta cabe mencionar a los dispositivos que permiten consultar o descargar contenidos de video bajo demanda y que, en muchos casos, permiten “saltarse” los avisos comerciales que son la fuente de sustento de la televisión comercial abierta. Tal es el caso de las consolas de programación conocidas como “TIVO”.

Por si fuera poco, las personas que cuentan con acceso a la Internet pasan igual o más tiempo frente a una computadora que frente al televisor.

En el caso de la radio, que a diferencia de la televisión cuenta con una importante audiencia móvil, la introducción de conexiones para IPODs en automóviles, la latente posibilidad de que fabricantes de autos descontinúen la instalación de radios con sintonizadores AM y la introducción de la radio satelital, representan retos tecnológicos importantes para los servicios de radio.

De una simple lectura de lo arriba señalado, resultaría lógico concluir que la radio y televisión convencionales (entendidas como la transmisión continua de contenidos en horarios fijos y de comunicación unidireccional) tenderán a desaparecer.

Sin embargo, es más probable que estos servicios continúen por espacio de algunos años en países en vía de desarrollo y con baja disponibilidad de conexiones de banda ancha, como México, y que conforme exista un mayor acceso a la Internet y se abarate el precio de terminales con capacidades de audio y video, la radio y TV convencionales evolucionarán a servicios bajo demanda.

Mientras tanto, compañías televisoras, productoras y de mercadotecnia trabajan ya en el diseño y puesta en marcha de estrategias de distribución y comercialización que se adapten a estos cambios tecnológicos.

De todo lo anterior es mi conclusión que la proliferación de la Internet permitirá aumentar las posibilidades de producción y distribución de contenidos de video y audio por lo que un televidente o radioescucha contará con múltiples posibilidades de contenidos nacionales y extranjeros.

Bajo esta premisa tecnológica, tengo enormes dudas de la aplicación práctica y utilidad que puedan tener las modificaciones legales y/o regulatorias que han impulsado e impulsan quienes hoy se sienten insatisfechos con la radio y televisión abiertas en México y que parecieran buscar en el Estado la solución a todos sus males, ya sea por medio de reglas a modo y/o subvenciones.

Si la intención es contar con la posibilidad de distribuir contenidos, resultaría más rápido y ciertamente menos costoso, para el transmisor y para el erario, abrir un canal Web de radio y/o televisión que instalar transmisores.

Finalmente, dejo a consideración del lector qué eficacia tendrán las mencionadas reformas cuando la distribución de contenidos se lleve a cabo primordialmente a través de un medio no regulado ni concesionado como la Internet.

Iván Ruiz Moreno es licenciado en Derecho por el ITAM y miembro del Instituto de Derecho de las Telecomunicaciones (IDET). Las opiniones aquí expresadas lo son a título personal y no reflejan la posición del IDET.

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