Ernesto Piedras | El Economista | 11 Agosto 2015
El presidente de la asociación regional de telcos ve una colisión entre los servicios de TV de paga y los nuevos OTT.
En esta nueva entrega de análisis, reflexiones y recomendaciones sobre convergencia tecnológica y sus implicaciones regulatorias para servicios y plataformas de contenidos audiovisuales, tuve la oportunidad de conversar con Pablo Bello, secretario general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet).
El fenómeno de la convergencia tecnológica se define como la provisión indistinta de servicios de telecomunicaciones (audio, video y datos) a través de una misma red de distribución, que ha resultado en la transformación del ecosistema competitivo de servicios, de la operación de los mercados y de los hábitos de los consumidores alrededor del mundo.
Con frecuencia, la preocupación radica en que el ejercicio regulatorio en su diseñoy aplicación siga cercanamente el paso de la convergencia tecnológica.
Efectivamente, por lo general no es factible regular ex ante. Sin embargo, la práctica regulatoria reiteradamente ha sido rebasada por mucho por esta evolución, con frecuencia frenando la adopción, inversión, competencia y, consecuentemente, la optimización de beneficios de servicios.
Redefinición del mercado de contenidos audiovisuales
La posibilidad de acceder a un mismo contenido o contenidos similares a través de diferentes plataformas, como la TV de paga y los servicios OTT, supone que éstas pueden considerarse como alternativas que compiten por el mercado de usuarios de contenidos audiovisuales.
De tal manera que éste debe ser abordado desde una óptica integral y convergente, de acuerdo con la opinión de Pablo Bello.
¿Presenciamos la colisión entre los servicios de telecomunicaciones los de contenidos audiovisuales, como la TV de paga?
Absolutamente. Yo creo que hay un grado creciente de sustituibilidad entre estos servicios que tiende a ser completa.
Sin duda, la convergencia por sí misma nos ha permitido pasar de un enfoque específico o especializado que sólo consideraba a la televisión de paga o tradicional, al mundo en el que ese servicio compite con plataformas de servicios OTT, como Netflix y otras plataformas globales que están creciendo cada día más.
Evidentemente cambia el mercado relevante de contenidos audiovisuales. Entonces y de manera natural, la regulación tiene que ajustarse. Creo que hay una necesaria redefinición del mercado, debe de ser una mucho más amplia.
Ver a las telecomunicaciones y a lo multimedia como mercados aislados ya no tiene ningún sentido, lo que tiene sentido es mirarlos desde un punto de vista sistémico.
Asimetrías regulatorias en convergencia tecnológica
La falta de adecuación del marco regulatorio a las nuevas condiciones tecnológicas y de mercado está generando un desajuste en las condiciones competitivas bajo las que operan las diferentes plataformas de contenidos audiovisuales.
En este contexto, Pablo Bello considera que la regulación enfocada a una sola de éstas carece de todo sentido, se encuentra desfasada. Con ello provoca asimetrías en la provisión de servicios y potencialmente una competencia desleal entre éstos.
¿La regulación actual se encuentra en situación de rezago frente al avance tecnológico?
Yo creo que en general hay un desfase regulatorio importante a nivel internacional. El regulador está varios pasos atrás de la tecnología y de hecho creo que es uno de los problemas más severos que han ocurrido en América Latina, en los últimos años. La velocidad y el cambio tecnológico ha sido tal que las regulaciones han quedado en buena medida obsoletas o parcialmente obsoletas.
Hay regulaciones en América Latina que se han hecho en momentos del tiempo distintos, y por lo tanto hay marcos normativos e institucionales que en algunos casos son por definición más flexibles al cambio tecnológico y en otros casos son más anclados en un paradigma tecnológico.
Legado Preconvergente
En la opinión de Pablo Bello, la regulación en nuestro país aún requiere de ajustes que efectivamente se alineen al fenómeno de convergencia tecnológica que se experimenta en el mundo y del que México no se abstrae.
¿Qué consecuencias tiene este rezago regulatorio?
No tiene sentido tener regulaciones que están ancladas en la solución tecnológica por la cual se proveen los servicios.
Lo que estamos viendo es que todavía hay un legado regulatorio muy significativo, que está pensado en la era preconvergente, que está diseñado y redactado como instrumento normativo en la era preconvergente que ha dejado o está produciendo una asimetría regulatoria muy relevante.
Lo que estamos viendo es que los márgenes y la capacidad de la industria de las telecomunicaciones vis a vis otros elementos del ecosistema digital, se están deteriorando. Hay menos capacidad inversora, las rentabilidades están siendo cada vez menores.
Lo que está ocurriendo es que se están transfiriendo retornos económicos que antes estaban en la industria de las telecomunicaciones a otro tipo de actores, pero me parece que es propio de un proceso de cambio tecnológico.
Sin duda, esa transferencia que tiene que ver con la evolución tecnológica, que descansa en la ilusión de normativas, de regulaciones que están pensadas para servicios, en la ilusión tributaria. Tenemos un tema no menor, que genera entornos de competencia desleal, o potencialmente de competencia desleal.
¿Tras la reforma en telecom en México, identificas la persistencia de un desfase regulatorio frente a la convergencia tecnológica?
En México han pasado varias cosas interesantes, lo primero es que hay una decisión política, del más alto nivel, de avanzar de manera más acelerada en el desarrollo digital.
Sin embargo, yo creo que más allá de ello, la discusión legislativa fue demasiado rápida, no hubo tanto espacio para profundizar y dejar reposar algunas ideas para que la regulación final fuese la más apropiada (en términos de la convergencia tecnológica).
¿Qué recomendaciones darías a los reguladores en torno a mejores prácticas regulatorias?
En primer lugar, evitar cualquier aproximación dogmática.
Estamos en un entorno de cambio muy acelerado, que hace que los paradigmas con los cuales se ha pensado tradicionalmente la regulación tienen que necesariamente cambiar.
Lo segundo, que me parece fundamental, es que hay que entender muy bien cuál es la economía subyacente a la industria de las telecomunicaciones, qué es lo que está pasando a nivel global y qué es lo que está pasando a nivel latinoamericano.
Adicionalmente, creo que la competencia no puede ser artificial, tiene que estar basada en atributos y en permitir que el consumidor pueda elegir. La competencia no se debe de medir por niveles de participación de mercado, sino que se debe medir por intensidad competitiva, por la capacidad real del consumidor de cambiarse, si lo estima conveniente.
En la actualidad, México ha experimentado un acelerado proceso de reformas regulatorias que buscan equilibrar el terreno competitivo al interior del sector de las telecomunicaciones. Éste coexiste de manera paralela con una tendencia mundial hacia la convergencia tecnológica, que puede desajustar el panorama objetivo de la regulación al alterar las condiciones existentes del mercado.
La convergencia tecnológica ha generado importantes impactos en diversos sectores, dentro de ellos, destaca la creciente colisión existente entre servicios de provisión de contenidos, como la TV de paga y los servicios OTT. Ante ello, la adecuación normativa ante este fenómeno no ha sido óptima.
*/ Director general de The Competitive Intelligence Unit.