Gerardo Soria | El Economista | 04 Mayo 2016
Federico González Luna y Gerardo Flores, dos prominentes miembros del Instituto de Derecho de las Telecomunicaciones (Idet) que me honro en presidir, han utilizado ya esta metáfora de Octavio Paz para referirse al comportamiento de América Móvil, que pretende hacer pasar como virtud lo que sencillamente es una práctica monopólica más, derivada de su preponderancia en el sector telecomunicaciones.
Hoy, nos pretenden hacer creer que el ogro filantrópico, en una más de sus obras de caridad, le regaló a la televisión pública mexicana la transmisión de los Juegos Olímpicos. Nada más alejado de la realidad. América Móvil es el operador de televisión restringida más grande de Latinoamérica y con ese carácter, en el 2013, adquirió los derechos de retransmisión de los Juegos Olímpicos de verano de Río de Janeiro para 17 países, incluyendo México. Simple negocio, nada de filantropía. En el 2013, Telmex ya había realizado la concentración con Dish, violatoria de su título de concesión, que de manera expresa le prohíbe prestar, directa o indirectamente, servicios de televisión al público. Es decir, cuando adquirió los derechos para transmitir los Juegos Olímpicos, América Móvil pensaba que se saldría con la suya, que los contratos que firmó con Dish seguirían ocultos y que podría hacer el negocio que siempre tuvo en mente.
Pero algo le falló y los contratos se filtraron, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) empezó a investigar y resolvió que efectivamente hubo una concentración indebida que no fue notificada, aunque aún está pendiente la resolución sobre la violación al título de concesión que dicha concentración implica. Así las cosas, el tiempo se le vino encima y en realidad fue el gobierno quien vino a salvar a América Móvil de las multas que le impondría el Comité Olímpico Internacional.
Este ejemplo sirve para demostrar que un monopolio se comporta siempre como monopolio salvo que una regulación eficiente lo controle. Quedan aún muchas indefiniciones y falta que el IFT mande una señal de certeza al mercado ante los constantes señalamientos de América Móvil en el sentido de que ha cumplido con todo y que en noviembre le autorizarán prestar el servicio de televisión restringida.
En términos del artículo décimo transitorio de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), no se ve nada fácil que el IFT le autorice prestar el servicio de televisión restringida en un futuro próximo, ya que antes tiene que obtener un certificado que acredite que ha cumplido a cabalidad con la Constitución, la LFTR, la Ley Federal de Competencia Económica, todos sus títulos de concesión, todas las disposiciones administrativas aplicables, así como con el cumplimiento efectivo de las medidas de preponderancia durante 18 meses en forma continua.
Hay evidencia de infinidad de incumplimientos, tanto por Telmex como por Telcel, siendo el más grave la simulación del caso Dish, que se sanciona con la revocación de los títulos de concesión. Por lo que hace al cumplimiento efectivo de las medidas de preponderancia, la desagregación de la red local entró en vigor el 1 de enero del 2016, así es que suponiendo que América Móvil efectivamente cumpla sin inventarse pretextos supuestamente técnicos para escatimar el cumplimiento, sería hasta mediados del 2017 cuando podríamos empezar a hablar de cumplimiento efectivo.
Por último, y ésta, en mi opinión, es la puntilla que elimina toda posibilidad para que América Móvil pueda prestar servicios de televisión restringida en tanto sea agente preponderante, está lo establecido en el artículo décimo primero transitorio de la LFTR, que expresamente prohíbe autorizar servicios adicionales al preponderante si se corre el riesgo de que incremente su participación en el sector o de que adquiera poder sustancial en el mercado del nuevo servicio.
En pocas palabras: es un sueño guajiro.
