Roberto García Requena | La Razón | 29 de enero de 2016.
Finalmente, la SCT, por mandato constitucional, está por publicar las bases de licitación para la red compartida de telecomunicaciones. Dicha red está concebida para arrendar infraestructura y capacidad a los operadores móviles de telecomunicaciones, haciendo uso de 90 megahercios de la banda de 700 MHz, que se liberó con la transición a la televisión digital.
Digo que es un engendro este proyecto porque la naturaleza misma de la red provoca muchas dudas y cuestionamientos, ante las mejores prácticas internacionales en cuanto a uso y explotación del espectro radioeléctrico. En ningún país del mundo hay un diseño de red con estas características.
La idea es configurar una asociación pública privada (APP) para que sea un particular el que instale, opere, y dé mantenimiento a la red. Aunque hay interés manifiesto por parte de varios inversionistas para participar en el proceso licitatorio, la realidad es que nadie tiene una completa certidumbre en cuanto al alcance y viabilidad del proyecto.
Se estima que la construcción de la red oscila entre los 7 mil y 10 mil millones de dólares. Se puede decir que es el proyecto de telecomunicaciones más ambicioso, en cuanto a recursos, que se haya hecho en México. Si se considera que el tipo de cambio ronda los 19 pesos, pues aún más comprometida queda la viabilidad financiera de su realización.
Es más, con tal de darle una mayor holgura financiera al proyecto, la Secretaría de Hacienda disminuyó sensiblemente los derechos a pagar por el uso y aprovechamiento del espectro radioeléctrico en la banda de los 700 MHz. En la Ley de Ingresos para este año se disminuyeron los derechos de 0.20 dólares por MHz por habitante, a 0.02 dólares por MHz por habitante.
Con esta reducción del 90 por ciento en el cobro de los derechos, el Gobierno federal dejará de recaudar la friolera de 2 mil 649 mdp anuales durante la vida de la concesión. ¿Qué hubiera pasado si este espectro de la banda de los 700 MHz, en lugar de destinarlo a la red compartida, se hubiera puesto a disposición de los operadores? Simplemente que la tesorería de la nación no se hubiera afectado de esta manera.
Más aún, las bases de la licitación de la red compartida salen a la par del programa de licitaciones del espectro radioeléctrico, que publicó el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) hace pocos días. Si los actuales operadores móviles (Telcel, ATT, y Telefónica) logran satisfacer sus necesidades espectrales con estas licitaciones, menos interés tendrán en arrendar infraestructura de la red compartida.
Habrá que estudiar con cuidado las bases de la licitación de la red compartida y entender sus alcances y compromisos. Se vislumbra un experimento muy costoso de resultado incierto.