2018-09-04
La semana pasada escribí aquí sobre la conclusión de las negociaciones entre México y Estados Unidos con relación a la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Todos tuvimos oportunidad de ver la transmisión de la conversación telefónica entre el presidente Peña Nieto y el presidente Trump, conversación en la que ambos celebraron el cierre de las negociaciones y lanzaron felicitaciones mutuas a los equipos negociadores de ambos países.
De esa conversación telefónica, retomo algunos comentarios hechos por un Donald Trump que se regodeaba por los logros obtenidos por su equipo negociador en temas que resultaban claves para él, frente a los compromisos de campaña que hizo en el 2016.
En primer lugar, destaco el hecho de que —no tengo duda que para sorpresa de los jefes de los equipos de negociación de México y EU— Trump hizo énfasis en señalar que el acuerdo dejaría de llamarse NAFTA, por su sigla en inglés, por las connotaciones negativas que ese acrónimo tiene —según él— para mucha gente. A partir de ahora, dijo, se llamará Acuerdo Comercial Estados Unidos-México. Incluso cuando el presidente Peña, en su primera intervención, celebraba haber alcanzado un acuerdo para la modernización del NAFTA, Trump no pudo ocultar una mueca de desagrado por escuchar esa palabra nuevamente.
Digo que estoy seguro de que tomó por sorpresa a todos, porque en los documentos que ha publicado en su portal la oficina del Representante Comercial de los EU (USTR, por su sigla en inglés), se utilizan los términos NAFTA y NAFTA 2.0, por lo que evidentemente no estaban en la misma frecuencia que Trump respecto al nombre del acuerdo. Ya que me referí a las publicaciones que ha hecho la USTR para informar a los estadounidenses sobre los principales aspectos de lo acordado con México, resulta oportuno anotar que, desafortunadamente, a la Secretaría de Economía de nuestro país simplemente se le ha olvidado publicar en su portal documentos que nos informen sobre los aspectos más importantes de lo acordado. En un contexto como el de este importante cierre, resulta fundamental no dejar vacíos en los espacios de información institucional, por más entrevistas o conferencias de prensa que se programen.
Después de leer los documentos divulgados por la USTR, resulta claro que sí puede afirmarse que hay cambios en varios temas, frente al texto vigente del TLCAN. Están los temas de telecomunicaciones, economía digital y comercio electrónico, por ejemplo. Falta conocer los detalles específicos, sobre todo cuando en los meses previos se habló de diversos aspectos que exigía el equipo negociador de EU. Por ejemplo, se sabe que pedía de México el compromiso de garantizar la existencia de un órgano autónomo, con las características previstas en la reforma constitucional del 2013, es decir, que sea independiente del Poder Ejecutivo, como lo es ahora el Instituto Federal de Telecomunicaciones.
Ahora bien, ahora lo relevante es conocer el desenlace en la negociación entre EU y Canadá, que se antoja difícil luego de los desplantes de Donald Trump, que van desde asegurar que bien podría dejar a Canadá fuera del acuerdo a ser sometido al Congreso de EU, pasando por la declaración de que no hará ninguna concesión a Canadá y llegando al exceso de advertir a su propio Congreso que no interfiera en sus negociaciones con Canadá o simplemente dará por terminado el TLCAN.
Si bien Trump ha cumplido prácticamente todas sus amenazas en materia de represalias comerciales contra diversos socios comerciales, en lo personal siempre he considerado que su amenaza de abandonar el TLCAN es simplemente no creíble, sobre todo por el costo político que tendría con el sector empresarial de EU y el sector agropecuario, difícil de entender en el contexto electoral de este año.
Aún está por verse a qué límite pueden llegar EU y Canadá en esta negociación. Un acuerdo sin Canadá simplemente no podría transitar por el Congreso de EU.