2018-01-09
Con el inicio de este 2018, entramos a una etapa decisiva para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), particularmente porque hemos podido ver que las conversaciones entre los equipos negociadores de México, Estados Unidos y Canadá han logrado avances en varios de los temas o capítulos que se plantearon al inicio del proceso de negociación, pero también hemos visto que derivado de varias propuestas en temas muy específicos, las conversaciones se han hecho más lentas de lo que originalmente previeron los jefes negociadores de las tres delegaciones.
Ahora bien, sabemos que diversos grupos o segmentos empresariales o productores del sector agropecuario en Estados Unidos han emprendido diversas estrategias para manifestar a sus representantes en el Congreso y el Senado de aquel país, así como a la Casa Blanca, sobre los riesgos de que se cumpla esa tan trillada amenaza de Donald Trump para abandonar este importante acuerdo comercial.
El caso de los productores agropecuarios es digno de tomarse en cuenta, pues en el último trimestre del 2017, emprendieron una campaña en Twitter bajo el hashtag #Farmers4NAFTA para manifestar sus preocupaciones sobre una posible salida de EUA del TLCAN. A través de esta campaña, los productores agropecuarios están alzando la voz sobre las consecuencias que sufrirían en el subsector específico en el que cada uno de ellos está involucrado, además de que hacen énfasis en el hecho de que las exportaciones agropecuarias de EUA a México alcanzaron un nivel de 17,700 millones de dólares en el 2016.
Así por ejemplo, en el ramo porcino, algunos productores han difundido mensajes a través de los que se refieren a lo que ellos denominan el “Impuesto por abandonar el TLCAN”. Pues de ocurrir dicho escenario, sus exportaciones a México, que en el 2016 alcanzaron un monto de cerca de 1,300 millones de dólares, pagarían un arancel de 10%, que hoy desde luego, no pagan. Así que para que los productores del sector porcino, que EUA abandone el TLCAN se traduciría en un costo adicional de 130 millones de dólares, por tener que pagar un arancel que ya no pagaban. Puede afirmarse que los tuits con el hashtag #Farmers4NAFTA han tenido éxito, pues han provocado que senadores de estados con fuerte vocación agropecuaria hayan reaccionado y ahora presionen a la Casa Blanca para que adopte una visión más constructiva acerca del TLCAN. Son los casos del senador Pat Roberts, republicano por el estado de Kansas; también los republicanos Deb Fischer, de Nebraska, Joni Ernst y Chuck Grassey, de Iowa.
Por cierto, se reunió Donald Trump con la principal organización de productores agropecuarios en EUA, la Farm Bureau, en la convención anual que este año tuvo lugar en Nashville, Tennessee. En su intervención, Trump se mantuvo alejado de esa postura amenazante de abandonar el TLCAN y solamente se limitó a comentar que está trabajando para lograr un mejor acuerdo.
Es posible que después de haber logrado la reforma fiscal más importante en los últimos 30 años, Trump empiece a suavizar su discurso sobre lo que significa el TLCAN. Lo que a su vez podría traducirse en un escenario más propicio para que los equipos negociadores de los tres países puedan desatorar los temas que hasta ahora han sido más controvertidos y con ello concretar el cierre de las negociaciones con resultados aceptables para las tres naciones.
Para ello es necesario reforzar los esfuerzos de los grupos organizados en EUA para presionar al Congreso y al Senado de ese país a efecto de que dimensionen los efectos negativos de mantener la idea de arrinconar a México en las negociaciones del TLCAN o de abandonar el acuerdo y se conviertan en voceros que dialoguen con la Casa Blanca sobre esos efectos. Hasta ahora ha funcionado y podría permitir un cierre exitoso de las negociaciones.