Federico González Luna Bueno | El Financiero | 11 de junio de 2011
En los últimos días han tomado fuerza cuatro temas en materia de telecomunicaciones, cuya evolución exitosa podría tener un efecto directo sobre los servicios de telecomunicaciones de que hacemos uso la mayor parte de los mexicanos.
Como es lógico, no todos los temas muestran el mismo grado de avance, algunos apenas surgen y otro está en sus etapas finales. El común denominador es que todos están sujetos a una evolución favorable o desfavorable, y sus buenos resultados dependerán de un trabajo de gobierno serio y responsable en los años por venir.
Tres temas se refieren a la aprobación del Pleno de la Cofetel de:
1) La abrogación de los lineamientos que pretendían suprimir 70 áreas de servicio local (ASL). Tales lineamientos fueron emitidos por la Cofetel en 2006 y pretendían obligar a Telmex a que el número de ASL del país pasara de 398 a 318, es decir a que menos llamadas telefónicas se consideraran como de larga distancia. Dadas las deficiencias jurídicas y técnicas del documento, los tribunales ampararon a la empresa. Casi nadie extrañará estos lineamientos, bastante tibios (como casi todo lo que pasó en esa época).
Con su abrogación, se abre el camino para que la Cofetel emita otros lineamientos, mejor armados y ambiciosos (se supone que habrán de suprimirse 190 ASL). Si la Cofetel supera los obstáculos jurídicos que seguramente se presentarán, millones de usuarios se verían beneficiados por el hecho de que buena parte de sus llamadas de larga distancia pasarían a ser locales.
2) El programa de licitación de 306 canales de televisión abierta, divididos en dos paquetes de 153 canales cada uno. Se trata de un tema pendiente desde hace años, que enfrentará en primer lugar el reto de lograr una licitación funcional y creíble a pesar de que las reglas legales vigentes obligan a la autoridad a evaluar sin una secuencia lógica factores culturales, técnicos y financieros. Se presentan, además, cuestiones de competencia que, por ley, en su oportunidad tendrán que ser evaluados por la Comisión Federal de Competencia. En las siguientes etapas veremos la emisión de convocatoria y bases de licitación; la sustanciación de la licitación, el fallo y la ejecución de las obligaciones concesionarias. Un proceso de mediano plazo que deberá manejarse cuidadosamente.
3) El convenio marco de interconexión. Se trata de un modelo de referencia que busca equilibrar, en la medida de lo posible, las condiciones que pactan en los convenios de interconexión todos los operadores de telecomunicaciones del país. Siendo la interconexión factor indispensable y crucial en el funcionamiento de estos servicios, se hacía necesario poner límites a la capacidad del operador incumbente para hacer inviables a sus competidores. Así, en alguna medida, este convenio marco es también un catálogo de las prácticas anticompetitivas que ha padecido por años el sector.
No debe desbordarse la relevancia del convenio marco; si bien es importante, aún está pendiente mucha regulación en materia de telecomunicaciones, particularmente para contar, como dice la Cofetel, con un enfoque convergente que garantice “que la interconexión se lleve a cabo en forma no discriminatoria independientemente de la tecnología utilizada en sus redes”, y “para generar condiciones de sana competencia entre los participantes del mercado”.
El último -y más importante- asunto tiene que ver con las negociaciones que la SCT y Cofetel realizan con el gobierno de Estados Unidos para determinar si la atribución de la banda de 700 megahertzios en México seguirá el esquema estadounidense o el europeo. De esta decisión dependerá el modelo de competencia, tecnológico y de servicios que se ofrecerán en la banda hasta hoy considerada como la más importante a nivel mundial para el desarrollo de la banda ancha de cuarta generación. Nada menos.
No todas las semanas convergen cuatro temas (sin considerar los electorales, por supuesto) que, al tiempo, podrían influir tanto en nuestra forma de vida.