2020.03.23
Vía El Heraldo de México
Ante la actual situación sanitaria por la pandemia del COVID-19, las rutinas y dinámicas diarias de las personas alrededor del mundo se modificaron para evitar la propagación del virus. En el caso de México, las principales instituciones de educación superior del país se adelantaron y consolidaron un plan para continuar con las clases a distancia, a través de software o plataformas como: Google Classroom, Microsoft Teams, Skype, Zoom y muchas otras plataformas contratadas de manera privada por cada institución.
Por el contrario, la aplicación del teletrabajo no ha sido aplicada de manera generalizada, pues si bien es evidente que existen ciertos empleos donde la condición presencial es indispensable, sin embrago, aún no se cuenta con una arraigada cultura del trabajo a distancia. Estudios elaborados por la Secretaría del Trabajo refieren que 70% de las actividades laborales ya puedan entrar en la modalidad de Home Office.
Adicionalmente, 81% de los empleados no recibe el apoyo tecnológico de su empresa para trabajar fuera de la oficina. De acuerdo con una encuesta realizada por la empresa Avast, las empresas no cuentan con protocolos para esta modalidad de trabajo, lo cual limitando su capacidad para responder a contingencias como la actual., Tan solo 2 de cada 10 empresas están listas para implementar el teletrabajo.
Las principales razones radican en la falta de organización, capacitación e infraestructura virtual para coordinarse, incluso la falta de confianza en esta modalidad parte de los empleadores.
Es por esto que, a pesar de que de que los mexicanos cada vez cuentan con mayor adopción tecnológica e internet, la falta de implementación, protocolos y confianza por parte de las empresas merma el potencial del teletrabajo.
El tiempo es un recurso escaso y es en ese sentido que el teletrabajo otorga autonomía a los empleados en su administración , aunado a la reducción en costos diarios de desplazamiento al espacio laboral. .
No es una novedad que las empresas podrían obtener beneficios tangibles de esta modalidad. Por ejemplo, , la reducción de costos indirectos puede ser significativa, asimismo, una correcta implementación y organización del teletrabajo conlleva aumentos en la productividad del capital humano.
Una de las grandes lecciones que deja la crisis pandémica del COVID-19 es la importancia del teletrabajo. Esta es una buena oportunidad para que las empresas, el gobierno y todo agente productivo reconozcan su importancia en el proceso de generación de valor agregado.