Ayer por la tarde América Móvil informó a la Bolsa Mexicana de Valores que celebró un acuerdo con Grupo MVS para “adquirir indirectamente aproximadamente 60 MHz de espectro radioeléctrico de los que Grupo MVS es titular en la banda de 2.5 GHz”. Se trata de una operación que si bien algunos pudieran considerar sorpresiva, en realidad no lo es. Mucha gente sabía desde hace tiempo que estos dos operadores venían cocinando una posible cesión de derechos con relación a las frecuencias concesionadas de la segunda en la banda mencionada.
Hay varias consideraciones que surgen a partir de este anuncio formal por parte de uno de los involucrados. El primero tiene que ver con el uso del lenguaje en el comunicado, porque Telcel afirma haber “adquirido indirectamente” 60 MHz de espectro, lo cual evidentemente es falso. El espectro radioeléctrico es y siempre será propiedad de la nación. Lo que estaría obteniendo Telcel, en caso que el IFT lo autorice, es sólo el derecho para explotar las frecuencias objeto de la transacción.
Ahora bien, el anuncio en sí mismo es una pésima noticia para la competencia en nuestro país. Porque significa que ese agente económico al que todos identificamos como el poderoso, el que puede imponer condiciones a todos los demás operadores, América Móvil, va un paso adelante de las autoridades, que hace apenas algunas semanas nos vendían su decisión de postergar la licitación de la banda de 2.5 GHz como virtuosa para lograr una mayor concurrencia al momento en que se decidan a llevarla a cabo. Por lo pronto, para Telefónica, el panorama se pone peor.
No es casual que el anuncio se haga apenas unos días después de que se haya dado a conocer al ganador del contrato para desplegar y operar la red compartida en la banda de 700 MHz. Por ejemplo, valdría la pena investigar si la decisión de la empresa Echostar, socia de MVS, de retirarse del consorcio encabezado por Rivada apenas unos días antes de que debieran presentarse las posturas correspondientes en ese concurso tiene algo que ver con la que ya era una muy próxima decisión de su socio en México para salirse de la banda de 2.5 GHz, y por tanto, de no entrar a la explotación del servicio de banda ancha móvil.
Habrá que ver qué decisión adoptará el IFT sobre esta operación pero lamentablemente no soy optimista en esperar que la rechace. Algo me dice que el regulador hará malabares para argumentar por qué no es mala para el sector, y terminará aprobándola. En este contexto, es altamente preocupante que al día de hoy el IFT no ha podido resolver cuál será la sanción para América Móvil y para MVS por la indebida concentración en Dish. Pareciera que para el IFT este segundo tema no es relevante para el estado de la competencia en México.
Sin embargo, me niego a descartar la posibilidad de que el IFT actúe como un regulador verdaderamente preocupado por la competencia, y que en tal virtud niegue esta transacción, que lejos de beneficiar el desarrollo del sector, lo puede condenar. No es buena para México.
Comentario sobre artículo de la semana pasada
El martes pasado se comunicó conmigo el comisionado presidente del IFT para comentarme que él no hizo los comentarios sobre cómo evaluar la competencia en el sector telecomunicaciones que yo referí en mi artículo que fue publicado ese día, y que me habían motivado a escribir el mismo. En primer lugar agradezco la precisión hecha por el funcionario y en segundo lugar expreso mi tranquilidad por saber que en el IFT la evaluación de la competencia en el sector no excluirá valorar la estructura del sector, reflejada en las participaciones de mercado de los operadores.
*El autor es senador de la República.
