En ocasiones tenemos la impresión de que los servicios de telecomunicaciones fijas, en particular de telefonía fija, son caducos y que se encuentran en un proceso de extinción.
Ciertamente se trata de una tecnología que tiende a salir de nuestro vocabulario cotidiano, no así de no nuestro uso diario. Sin embargo, la mayor parte del trayecto de una llamada realizada entre dispositivos móviles viaja por redes fijas. Incluso, del total de llamadas realizadas en las diversas redes, 45% del tráfico corresponde a aquellas iniciadas en una línea fija, conforme a estadísticas del IFT.
Al primer trimestre de este año, la contabilidad de líneas fijas registra la mayor concentración del sector de telecomunicaciones y asciende a tan sólo 19.04 millones, equivalente a una penetración en hogares de 42% y entre la población de 16%, muy por debajo del promedio de adopción que registran los demás países de la OCDE.
Coincidentemente, es en donde el preponderante Telmex ha contado en promedio con cuatro quintas partes del mercado en las últimas dos décadas. Desde esos años a la fecha, se identifica que una contención en la penetración de la telefonía fija resulta en una subadopción del servicio en nuestro país, atribuible a los efectos perniciosos del operador con poder monopolístico para desplazar a la competencia y fijar precios por arriba del nivel de equilibrio competitivo del mercado.
Es precisamente con base en precios altos e injustificados gastos de instalación de una línea básica, calidad deficiente y tecnología anacrónica -condiciones ineficientes que resultan de la excesiva concentración- que el mercado de telefonía fija no alcanzó niveles óptimos de penetración. En efecto, es hasta años recientes que los competidores ofrecen instalación de líneas sin cargo. Telmex, por su parte, sigue aplicando un cargo a la fecha de 1,130 pesos por la instalación, así como de 598 pesos por el cableado de hasta dos aparatos telefónicos. En números redondos, 2,000 pesos por poder contestar o generar una llamada desde un hogar. No es de extrañar, entonces, que más de la mitad de los hogares carezcan de este servicio a nivel nacional.
A la fecha y a pesar de la existencia de más de 20 operadores competidores en el segmento, el preponderante aún ostenta una cuota de mercado de 67.5% al primer trimestre del 2016, nivel superior al que registraba varios trimestres anteriores.
Vale aquí reiterar que, a pesar de los esfuerzos regulatorios en marcha, basados en medidas de regulación asimétrica, el preponderante sigue acumulando participación de mercado en su segmento. Literalmente, su segmento.
Una pregunta relevante entonces es ¿qué medidas adicionales puede y debe aplicar el IFT para compensar este desequilibrio competitivo, en la búsqueda del evasivo nivel de penetración óptima en el segmento fijo?
Porque claramente esta tendencia a la mayor concentración deja ver la inefectividad de las que al día de hoy se aplican para reducir el grado de preponderancia de Telmex.