Guillermo Montero/ Diario de México,
El tema de la transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT) ha sido, desde el decreto de 2010 -que sin previo aviso ni consenso obligó a todos los concesionarios de estaciones de televisión a modificar sus planes de negocio y adelantar inversiones multimillonarias en transmisores digitales-, uno que ha generado gran polémica, conflictos innecesarios y fundadas dudas sobre el manejo que se dio al tema en la extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).
La grisácea obtención de recursos para la dotación de decodificadores digitales a los televidentes fue promovida por un tenaz y obstinado ex comisionado presidente, Mony de Swaan quien hace unos meses aseguró contar con los recursos suficientes para continuar con el calendario previsto. Sin embargo, aparentemente se trataba de una mentira descarada, ya que ahora resulta que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) -que debió recibir en trasferencia todos los recursos económicos de la Cofetel- tuvo que suspender la licitación para la entrega de decodificadores porque resulta que no tiene dinero para comprarlos. ¿No que el dinero ya estaba en la Cofetel? Parece que no; aparentemente el fideicomiso que aportaría los fondos no los puede transferir a un organismo autónomo.
Primera decisión de gran magnitud del neonato IFT que cuenta entre sus comisionados con el ex encargado de la transición a la TDT, Fernando Borjón, quien ahora, sin la presión de su ex jefe Mony de Swaan, podrá con toda libertad convertir sus valiosas aportaciones en beneficio para la gente y los concesionarios. La fecha límite para transitar a la TDT es en 2015. Todavía hay tiempo de hacerlo con orden y bien.
Twitter @monteroamerena
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