Guillermo Montero
Diario de México
En esta época de licitaciones de fin de sexenio son interesantes los acontecimientos posteriores que atraviesan: La licitación de la SCT por medio de la cual se conectarán 40 localidades del país con fibra óptica e Internet súper rápido, cuyo fallo se emitió hace no más de dos meses, hoy está en incertidumbre.
La ganadora indiscutible fue Iusacell, que se quedó con la responsabilidad de conectar a más de 35 ciudades. La perdedora, Telmex, que ofreció el costo más caro para el erario, cuestiona el proceso de evaluación e impugnó en espera de que se vuelvan a repartir las plazas de forma que le toquen más ciudades. También está la licitación para proveer conectividad satelital e Internet a miles de comunidades.
El fallo se emitió hace menos de un mes y un solo consorcio se llevó tres de las cuatro partidas.
Los inconformes, Elektra y Total Play, siguiendo la costumbre de ganar lo que consideran un buen negocio, impugnaron y lograron suspender temporalmente el procedimiento de contratación, esperando sean considerados para proveer parte de estos servidos.
Finalmente, la licitación de receptores de Televisión Digital Terrestre de la Cofetel, cuyos fondos fueron obtenidos de un fideicomiso exclusivo para infraestructura de telecomunicaciones. El dinero se utilizará para pagar visitas e instalaciones de equipo terminal para los usuarios. El uso de los estos fondos rompe con los objetivos del fideicomiso y deja la licitación en una posición vulnerable. Por hacer todo al aventón, la Cofetel, posiblemente haya ocasionado el aplazamiento indefinido de éste.