Guillermo Montero
Diario de México
Ganamos todos A casi dos meses de la elección presidencial, finalmente hay un ganador: México. Una elección presidencial no es un juego de fútbol o una carrera de caballos donde gana el mejor y el que no gana, pierde. Estamos hablando de una contienda con millones de participantes, en la cual se elige al candidato que haya convencido a más gente de que él es la mejor opción para gobernar. Una contienda en que el que no gana, simplemente es porque no convenció a más gente que su adversario. Y precisamente eso es lo que se confirmó el viernes pasado en el Tribunal Electoral: Enrique Peña Nieto convenció a más gente que Andrés Manuel López Obrador y por eso más gente votó por él para ser el próximo presidente de México.
No es desconocido por nadie que los resultados de la elección incomodaron enormemente a la izquierda, tanto, que impugnaron todo y en su desesperación, presentaron elementos de prueba totalmente endebles e improbables, por eso, no prosperaron.
La izquierda se basó en la mentira, la manipulación, la desinformación y el desconocimiento de la población para tratar de convencer a los votantes de elegir a su candidato. No me extraña que no lo hayan logrado. Lo que sí me parece fuera de toda cabalidad, es que además hayan tratado de convencer a los magistrados del Tribunal Electoral con las mismas tretas. ¡Enorme confusión! También me parece irresponsable y muestra de odio por México, promover la “desobediencia civil”. A pesar de la incomodidad que pueda causarle a algunos, la elección presidencial arrojó millones de ganadores y un presidente electo.