Guillermo Montero
Diario de México
Ante la inminente desaparición de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), dirigida por Mony de Swaan, es indispensable -por el bien de todos- que la ley secundaria que detallará la reforma de telecomunicaciones, considere la historia de dicha comisión desde su creación.
Tenemos la oportunidad de hacer bien las cosas y no cometer los gravísimos errores que durante 15 años atascaron el desarrollo del sector en nuestro país.
La Cofetel nació atada de manos y supeditada a decisiones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; así se quedó durante casi toda su vida y no fue sino hasta los últimos dos años que -gracias a las sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación- tuvo un poco de libertad. También tuvo el infortunio de ser presidida por personas que al momento de su llegada no tenían ni la menor idea de telecomunicaciones, pero fueron puestos ahí por cuestiones de otra índole.
En contraste, al interior de la Cofetel hay gente muy valiosa y que domina sus temas. Es importante que se les tome en cuenta, que se aproveche su conocimiento y que se eviten viejos errores y tentaciones políticas a la hora de conformar el nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones. Para impulsar el desarrollo del sector, el Ifetel tiene que nacer libre, fuerte y con gente capaz.
Estimado lector, por circunstancias sobre las cuales desafortunadamente no tengo control, a partir de hoy tendré que suspender temporalmente esta contribución semanal. Espero que mis opiniones y comentarios durante estos meses hayan servido para entender un poco mejor el tan dinámico y complejo mercado de las telecomunicaciones en nuestro país.
Muchas gracias. Hasta pronto.