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Segundo informe sobre los retrocesos

2020.09.01

Vía El Economista

Hoy se entrega en el Palacio Legislativo de San Lázaro el segundo informe del presidente López Obrador, que conforme lo dispone el artículo 69 de la Constitución se debe presentar el día de la apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la Unión. Como es de esperarse, quienes promueven su proyecto y quienes creen irreflexivamente en el mismo, habrán de intentar destacar avances respecto al estado en que se recibió la administración del Poder Ejecutivo Federal el 1 de diciembre de 2018.

Después de 21 meses de gobierno, no solo es preocupante, sino también alarmante el estado que guarda la administración pública del país, y junto con ella, la economía de México. Ahora bien, ya he expuesto en este espacio sobre la deficiente gestión gubernamental y el desastroso manejo de las señales a la inversión privada, que han provocado una caída importante en el nivel de inversión productiva en nuestro país, y por tanto, han afectado negativamente el desempeño de la economía. Para la mala fortuna de la 4T, la llegada de la pandemia del Covid-19 ha exacerbado la tendencia negativa en diversas variables. Por ahora ha servido de buen pretexto, pero una vez que las aguas turbulentas regresen a la calma en el contexto internacional, no habrá más argumentos ajenos al mal manejo y la falta de una planeación adecuada que sirvan para justificar el desafortunado rumbo que tomó la economía mexicana.

Por lo que hace a las finanzas públicas, de los reportes al cierre de julio que dio a conocer la SHCP el viernes pasado se desprende que los ingresos del gobierno se están rezagando de manera importante frente a lo originalmente programado, mientras que el gasto neto ejercido ha crecido en 2.4% en términos reales frente a lo que se había ejercido a estas alturas el año pasado. Lo anterior explica que al cierre de julio, las finanzas públicas presenten ya un déficit de 415,000 millones de pesos, frente al déficit de 153,000 millones de pesos que a estas fechas se había registrado.

Ahora bien, es importante aclarar que si bien el gobierno ha destinado recursos para apoyar a ciertos grupos clientelares, en el ámbito de la salud el esfuerzo puede decirse no corresponde con la magnitud del problema que se enfrenta en este momento. Medido en términos reales, el gasto ejercido por la Secretaría de Salud es el segundo más bajo, al menos desde el 2012, solo superado por muy poco por lo que se ejerció en los primeros siete meses del 2019. Uno hubiera esperado un esfuerzo de mucho mayor magnitud, pero no, ello no se observa en el presupuesto ejercido, que es un fiel reflejo del verdadero compromiso de este gobierno para articular una estrategia para enfrentar los riesgos del Covid-19. Ello se observa mientras que el gasto ejercido por otras dependencias como Trabajo, Educación Pública, Economía, Defensa y Marian ha crecido proporcionalmente más que el de Salud.

El número de fallecidos por causa de la pandemia y el exceso de fallecimientos que se reporta para las semanas que van de marzo a la fecha, son el reflejo de ese bajo compromiso presupuestal. Eso es algo sobre lo que se debería rendir cuentas hoy, pero no, solo escucharemos que vamos bien, en ese país imaginario en el que todo es de ensueño.

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