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¿Se le acabó la estrella a AMLO?

2020.03.10

Vía El Universal

Difícil imaginar cómo de una manera tan rápida y progresiva se han empezado a descomponer las condiciones económicas, políticas y de salud en el país. Apenas hace tres semanas, todo lo que ahora está sucediendo parecía impensable: el precio del dólar —que tanto se presumía— está tocando los 22 pesos, siendo una de las monedas del mundo más afectadas; la Bolsa Mexicana de Valores se ha caído en el último mes 12.8%; el precio de la mezcla mexicana ha caído 45.5% en el mismo lapso; los temas de salud pública continúan deteriorándose ante la falta de medicinas y con hospitales públicos que suministran medicamentos que al parecer serían “piratas”, ocasionando la muerte de pacientes.

El tema de la inseguridad sigue siendo una preocupación de toda la sociedad y, en particular, las agresiones y maltrato hacia las mujeres han sido un parteaguas importante con una marcha sin precedentes el domingo 8 de marzo (8M) y un paro nacional que sorprendió ayer, 9 de marzo (9M).

La marcha feminista del domingo ‘rompió’ las redes sociales con un alcance en Twitter de más de 320 millones de usuarios —lo que es el techo de alcance medible— y 20 trending topics (14 a favor del movimiento feminista y seis en contra). De hecho, el movimiento de las mujeres, según la herramienta de medición digital Xpectus, trae una aprobación entre neutral y positiva de 95% de la conversación en esta red social, mientras que, con la misma herramienta, se observa que el gobierno federal acumula muchos negativos (55%), pues se le critica por su falta de sensibilidad sobre la situación de violencia que viven las mujeres en México y por el aumento de los feminicidios en el país.

En estas condiciones falta ver cómo se va a desarrollar y crecer el coronavirus o Covid-19 en México, hoy con apenas siete casos. Sin embargo, si lo acontecido en otros países se replica, en seis semanas podría comenzar, en varias ciudades del país, el contagio local sostenido entre personas que no han visitado naciones o zonas de contagio. Sin duda, este tema pondrá a prueba la capacidad hospitalaria nacional, la credibilidad de las autoridades y la solidaridad entre mexicanos.

Así que, sin lugar a dudas, al presidente López Obrador y a su gobierno se le juntaron los problemas: los serios que el país ya acarreaba, producto de errores del pasado; los que su gobierno ha generado y, sobre todo, los que de repente aparecieron desde el extranjero (la crisis petrolera-financiera provocada por el conflicto ruso-saudí y el coronavirus).

Los problemas que tenemos —ya sean heredados, recientemente creados o importados— no son menores, pues hace mucho que no se veía un panorama así; la duda es, ¿cómo los va a administrar el actual gobierno?

Si la respuesta que pretenden dar es reflejo de la conferencia mañanera de ayer lunes, fue una: que estuvo llena de lugares comunes, en la que no se cambió a los oradores rutinarios a pesar de conocerse la crisis que en los mercados financieros se había desatado horas antes en Asia y Europa; en donde se privilegiaron preguntas que poco o nada tienen que ver con las preocupaciones reales que nos avienta la coyuntura nacional y extranjera; una en la que lejos de dar a conocer estrategias para hacer avanzar la economía o contener el virus, el Presidente se enfocó en el proceso de revocación de mandato que tendrá lugar hasta 2022; una en donde lejos de dar confianza a la iniciativa privada para invertir, se aterrizó el cómo sería la “consulta pública” para definir si puede continuar, o no, la obra de la cervecera Constellation Brands en Mexicali, Baja California (obra que cuenta con todas las autorizaciones y que lleva un avance de 65%); y, finalmente, una mañanera en la que el mandatario se volvió a enfocar contra algunos medios de comunicación por su cobertura sobre el movimiento feminista (un movimiento que no es exclusivo de México y mucho menos que tiene como destinatario al Presidente).

La gran estrella de Andrés Manuel López Obrador le ayudó como líder político, como candidato presidencial y durante sus primeros meses como Presidente a sortear innumerables crisis y siempre quedar bien posicionado. Ahora parece que el difícil trabajo de gobernar el país empieza a cobrar costos en su aprobación y en el desgaste de su gabinete.

Pero en la incertidumbre económica y de salud pública que se está viviendo en todo el mundo, a nadie conviene un gobierno endeble. Todo lo contrario. Con lo que ha sucedido en Corea del Sur, Japón e Italia, lo deseable es contar con un gobierno fuerte, con credibilidad y cercano a todos los actores relevantes de la vida nacional.

Vienen momentos muy complejos. De acuerdo con los expertos, cada vez faltan menos semanas para que el Covid-19 brinque a ser una pandemia global, lo que indudablemente afectaría a México. Asimismo, el contagio de los mercados financieros por la crisis petrolera ha pegado fuerte en nuestra moneda, en la Bolsa y en las tasas con las que se hacen préstamos en México. Ojalá el Presidente recupere su estrella y sea un factor de liderazgo en momentos de gran incertidumbre. Para los tiempos que vienen, todos tendremos que remar hacia un mismo lado como país. Esperemos que el gobierno se ponga al frente y sepa crecer ante los retos que se avecinan. Al tiempo.

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