2019-03-26
El domingo se hizo público que el reporte del fiscal Robert Mueller, quien por 22 meses investigó la campaña presidencial norteamericana y al entorno más cercano del presidente Donald Trump, llegó a la conclusión de que no hubo “colusión” entre la campaña y el gobierno ruso, aunque sí reconoce que los rusos trataron de influir en la pasada elección presidencial de 2016 en Estados Unidos (EU).
Las conclusiones del fiscal especial dejan atrás el principal eje de ataques de los demócratas hacia Trump, pero también de varios medios de comunicación (particularmente CNN, el New York Times y el Washington Post) que se han quedado sin uno de sus principales argumentos para hacer coberturas noticiosas (negativas) de Trump.
Ahora inicia de lleno la lucha por la reelección de Trump. La elección se llevará a cabo el 3 de noviembre de 2020, ya el año entrante. Con una economía que hasta ahora sigue creciendo, su base electoral movilizada y las imputaciones de colusión con los rusos desechadas, Trump está en su mejor momento para buscar su reelección, mientras que sus adversarios están divididos y con apoyos pulverizados.
Eso es una mala noticia para México, pues el gobierno norteamericano se va a centrar, desde ya, en los temas que le sean importantes para su reelección y le ayude a generar una movilización electoral que se traduzca en votos. Varios de estos temas, los vimos en la elección pasada y pasan por la relación con México: I) migración y II) el Tratado de Libre Comercio (T- MEC). A estos, hay que agregar uno adicional que también pasa por México: III) el caso de Venezuela.
I) La migración ilegal desde Centroamérica está en su punto histórico más alto con 76 mil 103 ilegales aprehendidos en febrero de 2019. Parecería que la frontera sur en México hubiera desaparecido, lo que hace que muy rápido miles de inmigrantes lleguen a EU. Por temas judiciales, un buen número de ellos logra ingresar en espera de una audiencia judicial; Trump difícilmente podrá volver a emocionar a su base con un discurso nacionalista y antiinmigrante, si le siguen llegando a su frontera tantos ilegales.
II) El nuevo tratado trilateral, T-MEC, no ha sido ratificado ni por el Senado mexicano ni por el Congreso estadounidense. Si bien era algo que se daba por sentado, en la nueva dinámica norteamericana no hay garantías de que sea ratificado tal cual está presentado. El proyecto de Tratado se va a volver una herramienta de negociación entre republicanos y demócratas para intentar conseguir concesiones adicionales de México y Canadá. Y mientras su ratificación se acerque más al proceso electoral, más riesgos habrá para México.
III) Por último, el tema Venezuela también es clave para la reelección de Trump, pues Florida, un estado con miles de votantes republicanos de origen hispano (cubano-venezolano), es clave para obtener la candidatura republicana y, además, poder ganar la elección presidencial de 2020. Trump tan lo sabe, que este fin de semana se reunió en su residencia privada —en Mar- a-Lago, Florida— con los líderes de varios países caribeños: Bahamas, República Dominicana, Haití, Jamaica y Santa Lucía.
Ningún presidente en la historia de EU había puesto tal interés en el Caribe. Ni siquiera luego de la invasión a Granada en 1983. Trump les ofreció inversiones importantes. Se trata de dejar sin respaldo alguno al régimen de Nicolás Maduro. Hasta ahora, en la Organización de Estados Americanos (OEA), sólo un puñado de países caribeños y Bolivia le apoyan. Mientras, México se ha mantenido neutral. Con ello, lo que se ve es que se le quiere quitar todo el apoyo al régimen venezolano.
Y al parecer, la intención de varios gobiernos es que el régimen de Maduro pase a ser historia antes del 26 de junio de 2019, fecha en que se celebrará la 49 Asamblea General de la OEA en Medellín, Colombia. Dicha asamblea fue convocada en ese lugar, a instancias de Brasil y Colombia, dos de los países más críticos y enemistados con Venezuela. Difícilmente sus presidentes estarían promoviendo esta reunión si no tuvieran alguna certeza de lo que va a suceder antes de esa fecha.
Así que ahora que el fantasma del “impeachment” se ha desvanecido en EU, todo indica que la agenda regional latinoamericana tomará preeminencia para Trump. Y es que su agenda para Europa o Asia es mucho más compleja y sin garantías de éxito. Si bien el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, es de los políticos más experimentados y sagaces, seguramente no preveía que la relación bilateral se convertiría en algo tan relevante, en tan poco tiempo, para la reelección de Trump.
Ya habremos de ver qué acontece en los tres frentes arriba mencionados, pero todo apunta a que la cancillería mexicana tendrá unos complejos meses por delante.
Pd.— Esperemos que el gobierno federal tenga más éxito y tacto diplomático en las negociaciones con EU, de lo que aconteció ayer con el gobierno español. ¿Conocía la Cancillería el contenido y estrategia de la carta enviada al Estado español? ¿Alguien gana reabriendo viejas heridas? ¿No era mejor recordar lo mucho que nos une a España, incluidos los miles de mexicanos que comparten nacionalidad española?