2018-05-29
Desde su rueda de prensa, defendiendo la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) de manera franca y con la presencia de todos los medios de comunicación —nacionales y extranjeros— en el país, el ingeniero Carlos Slim ha sido tema de muchas conversaciones: que si defendió bien el NAICM, que si el empresariado le buscó para ser un candidato de unidad frente a Andrés Manuel López Obrador, que si tal o cual. Total que, como siempre, Slim dando de que hablar, dejando el imaginario correr y aprovechando sagazmente los tiempos políticos.
Pero la nota fue que hace unos días la coalición que encabeza Ricardo Anaya, Por México al Frente (el Frente), le hizo tremendo guiño a las empresas del ingeniero Slim, ofreciéndoles todo lo que regulatoriamente en su principal negocio, las telecomunicaciones, históricamente han pedido. Básicamente, el Frente le está ofreciendo lo que ningún gobierno, priísta o panista, le ha querido dar desde que en 1994 adquirió Telmex.
El emisario del mensaje fue el ex Subsecretario de Comunicaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Jorge Álvarez Hoth (2000-2006), y ahora colega articulista. Además, esto se hizo de manera burda: en el evento Mediatelecom del 11 de mayo, el ex funcionario hizo una presentación, como experto del sector telecom, para Ricardo Anaya, el candidato del Frente. Pero, cuatro días después, en el evento ANATEL- GSMA, ya era el representante del Frente de Ricardo Anaya. Lo anterior ha llamado la atención de todas las empresas mexicanas y extranjeras que le compiten a América Móvil (Telmex-Telcel) en México.
Las presentaciones hechas, sin ambigüedades, hablan claramente de que el Frente pretende otorgar al consorcio de Slim todo lo que ha pedido: ser la única empresa que pueda dar el cuádruple-play en México (incluido darle TV), y obstaculizar cualquier avance de su competencia.
Hay que decir que Álvarez Hoth, dos meses antes de que concluyera su gestión en la SCT, trató, mediante un acuerdo de esa secretaría, de darle TV a Telmex, documento oficial que ocasionó una fuerte intervención en la siguiente administración por parte de esa misma dependencia (a cargo de Dionisio Pérez Jácome) y hasta de la Procuraduría General de la República. Pero también, este mismo acuerdo de 2006 ocasionó el cese e inhabilitación de quien era el secretario técnico del pleno de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, pues se habría escondido la solicitud de Telmex para darle televisión, con lo que la telefónica alegaría en tribunales tener una afirmativa ficta (cumplir de manera ficticia, mas no en la realidad, los requerimientos legales para dar televisión al público).
Ahora, el Frente hace un guiño a las empresas de Slim. Les dice, abiertamente, que si jalan con ellos les van a dar todo lo que siempre han querido. Incluso, el propio candidato del Frente, Ricardo Anaya, presentó un decálogo de medidas para un “México Digital ¡ya!” en las que incluso trae recomendaciones hechas por el propio ingeniero Slim, como copresidente de la Comisión de Banda Ancha de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Estos son tiempos electorales, en los que, con tal de juntar apoyos, se ofrece de todo a todos. Pero en el caso del sector telecomunicaciones la nota es que nunca se había hecho de manera tan obvia, descuidando formas, habilitando a una misma persona como ponente y representante, excluyendo a todos los panistas que lideran temas de telecomunicaciones —como el senador Raúl Gracia, presidente de la Comisión de Comunicaciones; la diputada federal Eloísa Talavera, enlace con el IFT, o Juan Pablo Adame, responsable de la agenda digital del PAN—. La campaña del Frente está ofreciendo por vía de acuerdos cupulares lo que no se ha logrado en el cumplimiento de las leyes.
¿Qué busca el Frente? ¿Apoyos económicos para su campaña? ¿Que los más de 182 mil empleados de AMX, Carso e Inbursa voten por Anaya? ¿Que el empresariado presione a José Antonio Meade para una declinación? ¿Enemistarse con el resto de las empresas de telecomunicaciones? ¿Todo lo anterior?
A todas luces, la operación frentista ha sido desfavorable: han puesto en alerta a todo el sector de las telecomunicaciones y de la radiodifusión. Y además, el propio López Obrador, viendo este contexto, señaló en un discurso en Puerto Vallarta —el 22 de mayo — que Telmex estaría pidiendo a sus trabajadores votar por Anaya, lo que luego negaría el propio Sindicato de Telmex. Pero el señalamiento del candidato de Morena y puntero en las encuestas quedó registrado.
Tal parece que el Frente no ha llegado a la Presidencia de la República pero está ya convirtiendo al sector telecomunicaciones, el sector de mayor dinamismo en la economía mexicana, en un mercado de intereses al mejor postor.
El ingeniero Slim y sus directivos tienen la piel curtida en procesos electorales. Es improbable que en público hagan un gesto de reciprocidad a cualquier candidato. También saben que les pueden estar ofreciendo “espejitos” y luego incumplirles. Ya les ha pasado. Pero, sobre todo, saben que hay temas legales pendientes de resolver, como resoluciones del ahora regulador (autónomo) de las telecomunicaciones, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), y procedimientos ceñidos en ley que habría que modificar para obtener todo lo que ahora les ofrece el Frente, así como recomendaciones internacionales, como las de la OEA y la OCDE, aún pendientes de cumplir.
Lo relevante periodísticamente es el intento del Frente para buscar atraer al empresario más importante del país. Pero la estrategia que emprendieron, más que ayudar al ingeniero, parece haberle perjudicado, pues candidatos, partidos y medios están al acecho de cada uno de los movimientos de sus empresas y la cobertura que sus plataformas dan al proceso electoral. De hecho, si algo se les reconoce a sus empresas y operadores es la discreción. Cualidad que ahora el Frente descuidó.
**Respecto a los ponentes y ponencias en los foros de telecomunicaciones, se consultó, la semana antepasada, a la campaña del Frente. Quedaron en revisar el tema, pero no hubo comentario alguno.