2020.01.08
A pesar del extraño rito nacional con el que pretendemos reinventar el universo cada seis años, resulta que en México también hay quienes han tenido visión de largo plazo y se han adelantado incluso a las naciones más avanzadas. A raíz del diferendo entre la Comisión Federal de Competencia Económica y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) sobre a cuál de los dos órganos constitucionales autónomos corresponde la competencia para conocer y resolver sobre la concentración entre Uber y Cornershop, me dediqué estas vacaciones a navegar por Internet para averiguar si somos un bicho raro que se hace preguntas jurídicas innecesarias o hay alguien más que piensa que las plataformas digitales son servicios de telecomunicaciones y, por tanto, deben ser reguladas como tales para todos los efectos, incluyendo la competencia económica.
Evidentemente, un trabajo exhaustivo de esa magnitud da para una tesis doctoral y lo que yo he hecho es una mirada somera del tema entre los romeritos y la rosca de reyes. Nada nuevo a lo que ya sabía. Hasta ayer. Hasta ayer sí éramos un bicho raro. Aunque algunos países han tímidamente señalado que el Internet y los servicios proporcionados a través de esta red de redes podrían ser considerados servicios de telecomunicaciones, muy pronto cambian de tema ante el embate de ONGs supuestamente defensoras del Internet libre pero casi siempre patrocinadas por los monstruos tecnológicos estadounidenses: Facebook, Google, Amazon, Apple, etc. Con la intención de no caer en la peligrosa discusión entre libertad y regulación, los países, principalmente europeos, han adoptado posturas sobre temas más focalizados y de importancia para sus ciudadanos: la privacidad y protección de sus datos, la responsabilidad de las empresas tecnológicas sobre los contenidos que transmiten cuando impliquen conductas delictivas y el pago de impuestos. Aún con este alcance limitado, los intentos europeos por imponer algún tipo de regulación a los gigantes tecnológicos han desatado amenazas de guerra comercial por parte de Estados Unidos, principalmente contra Francia.
No obstante, en un artículo publicado el 6 de enero de 2020 por Cristina Caffarra, quien encabeza la práctica de Competencia Europea en Charles River Associates (y que usted podrá consultar en https://voxeu.org/content/uk-s-other-big-experiment-regulating-online-platforms) se hace referencia a un reporte elaborado por la autoridad británica en materia de competencia económica en el que claramente se recomienda la creación de un órgano regulador independiente y especializado para regular ex ante las conductas de las plataforma digitales, particularmente las de los gigantes tecnológicos, dada su altísima participación en el mercado y sus efectos en temas tan trascendentes como los términos y condiciones del servicio, la recolección y uso de los datos y los metadatos, la privacidad del usuarios y la responsabilidad por los contenidos, entre otros. Este reporte de la autoridad británica, por novedoso que nos parezca, atañe a temas ya resueltos en nuestra reforma constitucional en telecomunicaciones del 2013. Como ha señalado atinadamente el IFT y como yo he mencionado ya en artículos anteriores, para la ley mexicana las plataformas digitales son servicios de telecomunicaciones y el IFT cuenta con todas las herramientas para regular ex ante estos servicios. Si no lo ha hecho aún es porque nadie en el mundo lo ha hecho, pero su clara postura en el caso Uber-Cornershop demuestra que va en el camino correcto.
