La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al declarar inconstitucional el artículo 131 de la Ley Federal de Telecomunicaciones —eliminando la tarifa cero— significó un balde de agua helada al Congreso y a este sector de la economía.
La mayoría de los analistas coincide en que esta resolución mató el corazón de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones. Yo no quisiera ser tan dramático, pero sí le pega fuerte a los pesos y centavos de cada uno de los operadores en el mercado.
El gran beneficiado fue el agente preponderante (América Móvil), que a partir de enero de 2018 podrá volver a cobrar a todos los operadores por la terminación de llamadas en su red.
Pero no todo está perdido. Ahora el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) tendrá que definir las tarifas de interconexión que entrarán en vigor el año entrante.
Si bien los ministros de la SCJN determinaron que corresponde al IFT, en su calidad de órgano constitucional autónomo, fijar los precios de la interconexión, el regulador no podrá soslayar la intención del Constituyente.
Éste pretendió eliminar el costo de la interconexión a la competencia del preponderante, en tanto América Móvil no pierda esta calidad.
Es decir, el órgano regulador al establecer las tarifas asimétricas de interconexión que apliquen a partir de enero podrá, incluso, replicar el espíritu del Constituyente. Esto significaría exentar a los operadores, que son competencia del preponderante, del pago de la interconexión. O, al menos, fijar una tarifa muy cercana a cero.
Lo importante es que el IFT tome en serio su papel de regulador y fomente condiciones de competencia efectiva en el mercado de las telecomunicaciones. La SCJN ya le dio el poder, ahora lo tiene que ejercer de la manera correcta.
En otro tema. En medio de esta delicada coyuntura se encuentra la ratificación o no del presidente del IFT, Gabriel Contreras, al frente de la institución. Antes del 11 de septiembre el Senado de la República tendrá que tomar una determinación al respecto.
En general, el IFT con Contreras al frente ha hecho un buen papel. Hay indicadores que así lo avalan. Aunque estamos todavía lejos de encontrar condiciones de competencia en el mercado de las telecomunicaciones en México, la dirección que se le ha dado a la regulación va en el camino correcto.
También ha habido errores graves y se han señalado con oportunidad. En fin, falta mucho camino por recorrer y el regulador enfrenta retos enormes. El arriba citado es uno de los de mayor envergadura. Esperemos que el Senado tome la mejor decisión para el país.