2020.05.18
Vía El Heraldo de México
Si bien la pandemia está afectando el desarrollo formativo de los estudiantes de todo el país y en los distintos niveles educativos. Nos deja una lección clara: la imposibilidad para realizar actividades escolares presenciales es una amenaza que deriva en rezagos en el aprovechamiento académico de los estudiantes.
Por lo anterior, no se debe desestimar una buena estrategia de educación a distancia o teleeducación que se constituya como una alternativa para superar dicha amenaza. Por ello, aunque deseable, la implementación de clases a distancia no es tarea sencilla; implica una diversidad de elementos para su ejecución tanto desde la perspectiva del profesor como del alumno.
En el plano tecnológico, dos elementos resultan imprescindibles: el acceso a un dispositivo que permita la comunicación, y el acceso e intercambio de contenidos y, por supuesto, el acceso a internet.
El teléfono inteligente, desde su lanzamiento al mercado, se ha convertido en un objeto cotidiano que facilita una diversidad de tareas que van desde la mensajería instantánea, hasta la banca en línea. De hecho, es tan cotidiano que, a la fecha, se contabilizan 111.1 millones de usuarios de estos dispositivos, es decir, un promedio de 3 dispositivos por hogar mexicano.
La presencia de estos teléfonos es más intensiva entre los jóvenes en edades escolares: 99.0% de los niños de 6 a 11 años y 97.6% de los adolescentes entre 12 y 17 años.
La considerable diseminación de los Smartphones, especialmente entre jóvenes en edad escolar, así como su amplia gama de funcionalidades, nos obliga a repensarlos como el salón de bolsillo, como el ‘Pocket Classroom’.
Sin duda, el elemento de conectividad es el que representa el mayor reto para el ‘Pocket Classroom’. Como muestra de ello, en 2019, 56 de cada 100 hogares contaba con una conexión a internet y 76 de cada 100 personas contaba con servicio de Banda Ancha Móvil (BAM).
Por esta razón y especialmente para el caso de los alumnos de educación pública cuyos hogares se encuentren en situación de vulnerabilidad, la estrategia ‘Pocket Classroom’ aboga por la implementación de un mecanismo de cobros revertidos en el uso del servicio de datos.
Es decir, el alumno recibiría un servicio similar al de los números 0-800, pero para conectividad dedicada exclusivamente al aprovechamiento educativo.
La iniciativa propuesta, asimismo, aboga por la implementación de elementos tecnológicos para un mejor aprovechamiento del alumnado como el uso del ‘gaming’ educativo, la inteligencia artificial y soluciones de realidad aumentada y virtual.
Pero, para que el ‘Pocket Classroom’ sea una realidad, la plataforma móvil que lo sustente se debe alimentar de contenidos y estrategias pedagógicas que permitan un aprendizaje y aprovechamiento genuinos por parte del alumno donde los profesores y padres de familia jueguen un papel colaborativo como sucede en el proceso enseñanza-aprendizaje presencial.