El jueves pasado, conforme a lo previsto en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, entregó al Congreso de la Unión el Paquete Económico para el ejercicio 2017. Se trata de un conjunto de instrumentos que reflejan y toman en consideración los desafíos que impone el contexto internacional, que además dan consistencia a los compromisos del Ejecutivo federal anunciados en ejercicios anteriores en materia de responsabilidad fiscal.
Por lo que respecta al proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio 2017, se propone un gasto neto total de 4.837 billones de pesos, monto inferior en 1.7% real con respecto al aprobado en el 2016, lo que representa una disminución de 239.7 miles de millones de pesos. No hay que olvidar que en este 2016, la SHCP ya había instrumentado un ajuste en el gasto por 169.4 miles de millones de pesos (medido en pesos del 2017), por lo que el ajuste para el 2017 es de 70.3 miles de millones de pesos adicionales a lo que ya se instrumentó este año.
Entre los ajustes al gasto, hay que destacar que el gasto de operación se reducirá en 20.2% en términos reales respecto del monto aprobado para el 2016. Por el lado del gasto social, es importante hacer notar que se privilegian programas con padrón que contribuyen a la reducción de la pobreza a través de la disminución de las carencias sociales y el incremento del acceso efectivo a los derechos sociales, por lo que no se afectará a los beneficiarios actuales en cuanto a la recepción de los subsidios.
Por el lado de los ingresos, a pesar de lo que muchos no quieren reconocer, la reforma hacendaria del 2013 permitió darle mayor fortaleza y estabilidad, sobre todo frente a los vaivenes del exterior, a la estructura de ingresos del gobierno federal. Los ingresos tributarios se ubican en máximos históricos, lo que refleja que la recaudación entre el 2012 y el 2015 creció 62% en términos reales, lo que generó que los ingresos tributarios representaran 13% del PIB en el 2015, 4.6 puntos porcentuales del PIB por encima de lo observado en el 2012. Este desempeño favorable de los ingresos tributarios ha permitido sortear el panorama complicado en materia de ingresos petroleros.
No obstante este buen desempeño tributario, sabemos que las presiones externas se mantienen en el panorama, y que en ese sentido lo más prudente es estabilizar la relación endeudamiento a PIB. Por ello, tal como lo plantea la SHCP en los Criterios Generales de Política Económica, para continuar con la trayectoria de consolidación fiscal comprometida y que culminará en el 2018, el esfuerzo recaerá en ajustes en el gasto público, que es al que me referí arriba.
En este sentido, el gobierno del presidente Peña Nieto plantea al Congreso para el 2017 un déficit de 2.9% del PIB, medido a través de la figura de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), la medida más amplía y precisa. Este porcentaje es menor en 0.1 puntos porcentuales a lo que se había previsto en la estrategia multianual a la que se comprometió el anterior secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y que culminará en el 2018 cuando los RFSP se ubiquen en 2.5% del PIB.
A los que cuestionan de manera sistemática la conducción de la política económica del país, hay que decirles que tenemos una política monetaria creíble conducida de manera ejemplar por el Banco de México, combinada con una política fiscal responsable que se ajusta a los compromisos previamente asumidos, por lo que bien podemos reconocerle el atributo de la credibilidad. La ruta es la adecuada, aunque el entorno externo sigue siendo complicado.