2018-08-20
El pasado miércoles 15 de agosto, la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA) anunció que 32 partidos de la Champions League y de la Supercopa Europea serán transmitidos de forma gratuita para todos los usuarios de Facebook en los países latinoamericanos de habla hispana. El acuerdo, inaugurado el mismo día con la transmisión de la final de la Supercopa de Europa, permitirá la retransmisión gratuita y exclusiva de estos eventos hasta el 2021.
No obstante, aquello que parecería una buena noticia para los millones de aficionados al fútbol latinoamericano, debe ser también analizado a la luz de las posibles implicaciones que la presencia de Facebook en la distribución de contenido puede tener para la configuración del mercado e, incluso, en la formación de opinión pública en la región al constituirse como un principal canal de acceso a noticias.
Para ubicarnos en la escala y alcance de esta red social basta recordar que a tan sólo 12 años de su apertura al público en general, Facebook ha superado ya los 360 millones de usuarios en la región. De hecho, Brasil y México se han posicionado como tercer y quinto lugar en términos de usuarios de esta red social a nivel mundial. En otras palabras, 56% de la población de América Latina tiene acceso a los contenidos que circulan en la plataforma propiedad de Mark Zuckerberg. Más aún, esto equivale a casi 5.5 veces las suscripciones totales a televisión restringida en la región.
La transmisión de estos partidos tan sólo es parte de una estrategia de Facebook para entrar al mercado de distribución de contenido. Adicionalmente a los acuerdos sobre la difusión de contenido deportivo, en agosto de 2017 la red social lanzó su plataforma “Facebook Watch” con el objetivo de hacerle frente a Netflix y Youtube en Estados Unidos. Sin embargo, a diferencia de otras plataformas OTT, Facebook Watch ha incluido contenidos noticiosos y de opinión entre su oferta, entre ellos un espacio conducido por el periodista mexicano Jorge Ramos.
A todo lo anterior debemos agregar el gran peso que ha tenido la red social en la configuración de preferencias de las audiencias. Por ejemplo, la influencia (que algunos clasificarían como fundamental) del contenido difundido en Facebook sobre las elecciones estadounidenses en 2016 o los múltiples esfuerzos de gobiernos nacionales (México incluido) para controlar la proliferación de “fake news” y sus efectos sobre la formación de opinión pública.
Existen empresas las cuales idolatramos porque sentimos que aportan mucho a nuestra vida diaria dándonos, de manera “gratuita” (There is no such thing as a free lunch), plataformas de entretenimiento, mensajería instantánea, correo electrónico, paquetería de oficina, entre otros sin darnos cuenta de los efectos de mercado que pueden causar en el largo plazo.
Constantemente los organismos de competencia alrededor del mundo analizan de manera minuciosa las implicaciones que grupos económicos de mucho menor escala pueden tener en los mercados ignorando los elefantes que se están gestando en la habitación. Aún estamos a tiempo de identificar los efectos que redes de tal tamaño puedan tener en distintos mercados y así prevenir afectaciones en su dinámica competitiva.