En las siguientes semanas Televisa, Grupo Imagen y Milenio TV harán cambios en sus programas informativos. Todos ellos están planeados para entrar a finales de agosto o principios de septiembre, fecha en la que habrán concluido las vacaciones escolares y las audiencias regresan a sus horarios y hábitos tradicionales. Por su parte, TV Azteca también está preparando cambios a su barra informativa, sin embargo, éstos se darán hacia noviembre de este año.
La visión simplista es que estos cambios son consecuencia de la competencia que hay entre grupos de televisión. La verdad es que esto es parcialmente cierto, pues si bien cada grupo quiere presumir —y monetizar— la mayor audiencia posible, la realidad es que la competencia es más que sólo ellos.
La competencia hoy en día son todas las televisoras y productoras que a diario producen contenido en todo el mundo —Sony, Univision, Telemundo, HBO, Fox y CNN, entre otros. —, pero también se compite contra todo el contenido que se ha creado a lo largo de tres décadas y que está disponible en Internet y en plataformas de televisión lineal (OTTs como Netflix). Así que, si uno quiere ver Mi bella genio de NBC, Lassiede CBS, La Familia Peluche de Televisa o cualquier otro programa que se haya transmitido, sólo es cuestión de buscarlo.
Así, la competencia de las televisoras mexicanas no es nada más entre ellas. Es contra todo lo que se ha producido en video en los últimos años. Y justamente, ese es reto de las televisoras mexicanas: seguir informando y dando entretenimiento en un entorno competitivo, global e histórico.
De hecho, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) publicó ayer una interesante encuesta que deja ver cómo está el consumo de contenidos audiovisuales en México.
La TV abierta sigue siendo el medio de comunicación más visto y es el medio que tiene la mayor cobertura del país (98%). A la par, 56% de la población mexicana sólo ve TV abierta y dentro de ésta, por mucho, el Canal de las Estrellas es el más visto.
El IFT reporta que cada hogar tiene, en promedio, dos televisores y es interesante que, con todo y el apagón analógico, los ocho mil encuestados revelen que en sus casas hay un mayor número de televisores analógicos que digitales.
Esto nos lleva a dos preguntas, dado que en teoría, en las ciudades del país ya sólo hay trasmisiones digitales y, por ende, las televisiones analógicas no sirven desde principios de este año que llegó el “apagón”: Quienes recibieron pantallas digitales de la SCT- Sedesol, ¿o no las usan o no les sirven? O, de plano, ¿la encuesta está mal hecha? (preguntas complejas para el IFT y la SCT).
De cada 100 personas, 43 ya tienen acceso a la TV de paga (aunque otras encuestas marcan un 56%), y a pesar de existir la posibilidad de ver cientos de canales en la TV de paga, los canales de Televisa y Azteca son los canales —por mucho— más vistos, seguidos por FOX, TNT y Discovery, lo que habla muy bien de las producciones nacionales.
El segundo medio más relevante ya no es la radio —con una cobertura del 70%—, ahora es el celular, al que tiene acceso el 76% de la población y este dispositivo es el más usado para consumir contenidos por Internet.
El tercer medio con mayor presencia en México es la radio. En este medio, por mucho, lo más escuchado es la banda FM y lo que más gusta son las estaciones musicales cuyos contenidos se escuchan desde estéreos fijos o grabadoras (74%) contra un 14% que lo escucha en el automóvil.
Contenidos en línea (OTTs) apenas son consumidos en México por un 26% de los entrevistados y Youtube es el buscador más utilizado (9 de cada 10 usuarios), seguido de Netflix (que es usado por apenas 2 de cada 10 usuarios), pero estos servicios en línea o de televisión bajo demanda ya alcanzan a 5 millones de suscriptores con un crecimiento de más del 50% del 2014 a 2015 y con expectativas de continuar así de manera exponencial. En este rubro están las opciones nacionales de Blim y Claro Video, y desde el extranjero Youtube, Hulu y AppleTV, entre otras.
En unas semanas, la televisión mexicana hará cambios de fondo. Esperemos que estos cambios —y los comunicadores que los llevarán a cabo— sean todos exitosos. Más allá de fobias y filias lo que está en juego es la definición y supervivencia de los contenidos mexicanos y de mantener decenas de miles de empleos en México, frente a una competencia global.
Desde luego, buena parte del reto es de los medios que tienen que saber los gustos de las audiencias mexicanas, pero también la de los hispanos en otras latitudes pues se trata de que los contenidos mexicanos también se vean en otros países. En este sentido, las autoridades mexicanas deben ayudar a que la TV mexicana no desaparezca. ¡Tienen que dejar de sobreregular! Y es que, en un mundo globalizado en el que avanzan los contenidos por Internet, la gran parte de los contenidos ya disponibles no son regulados, supervisados ni fiscalizados. El IFT, la Secretaría de Gobernación y el Instituto Federal Electoral deberían ver lo que está pasando y cómo, si en unos años no se hacen cambios de fondo, los medios audiovisuales mexicanos podrían perder la predominancia con la que hoy cuentan y, eventualmente, desaparecer.
Cambiando de tema: Parece que en México no se nos da el respeto a la ley. El caso más reciente en el sector medios es el de Chivas TV: primero, cobros por un servicio inservible de video y luego de las quejas, una nueva “aplicación” que vía contrato automático obliga al suscriptor a renunciar a interponer quejas en la Profeco, o denuncias en tribunales. Ser prestador de servicios de telecomunicaciones impone ciertas obligaciones que Chivas claramente no conocía o no quiere cumplir. La Profeco ha sido exitosa en cuidar a los consumidores en casos como Nextel, Telcel y Sky. Sin duda, Chivas TV será un nuevo reto para la autoridad que, hasta ahora, ha quedado mal parada.