vía El Economista.
Lamentablemente para el aún subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, la operación del gobierno de México para buscar su elección como presidente de Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue un absoluto desastre, que se vio coronado con un comunicado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), difundido hacia la hora de la comida del pasado domingo, comunicado que ha sido ampliamente comentado desde el primer momento en diversos espacios en medios, así como en redes sociales, por su inusual tono, pero también por su evidente falta de estructura y su lenguaje coloquial.
Y sí, fue inusual por el poco tacto, grosero desde el punto de vista diplomático, y peor aún, porque exhibió la muy limitada capacidad de operación política del gobierno del presidente López Obrador en el concierto interamericano, que quedó de manifiesto cuando la SHCP agradeció en el comunicado que solo dos países latinoamericanos hubiesen apoyado con su voto la candidatura del subgobernador Esquivel.
Para muchos lectores, el asunto podría ser irrelevante, entre otras razones porque en los primeros cuatro años de esta administración, no hemos conocido un interés expreso para que algún candidato propuesto por México pueda encabezar algún organismo multilateral o internacional. Sin embargo, ya que ahora sí fue el caso, vale la pena revisar qué pasó, tener claro cómo se condujeron los países que el presidente López Obrador no solo considera como sus aliados cercanos por su afinidad ideológica, sino que en casos señalados ha adoptado posiciones para ayudarlos en alguna coyuntura política o económica, como es el caso de Bolivia, los países centroamericanos, Nicaragua, Venezuela, y sobre todo, Argentina.
Digo sobre todo Argentina porque ahora sabemos que el gobierno de ese país negoció con Brasil apoyar al candidato propuesto por la administración del presidente saliente, Jair Bolsonaro, a cambio de algunas posiciones clave en la estructura del BID. Así lo reportaba ayer la agencia de noticias Bloomberg. En el caso del BID, el voto de Argentina es muy importante, porque representa un 11.4 por ciento de los votos, mientras que México solo representa 7.3 por ciento de los votos totales.
Y es aquí donde vale la pena preguntar, de qué ha servido tanta condescendencia del presidente López Obrador con su colega Alberto Fernández, presidente de Argentina, por quien incluso intercedió en 2020 ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un momento complicado que enfrentaba esa nación sudamericana en el contexto de la reestructura de su deuda con el FMI.
Tal parece que el ahora famoso comunicado de SHCP solo refleja una reacción iracunda del presidente de la República al darse cuenta que los países latinoamericanos a quien él consideraba sus aliados, decidieron apoyar al candidato de un gobierno de derecha e hicieron a un lado todos los gestos o concesiones que ha hecho a favor de esos países. En suma, el comunicado solo refleja un berrinche del titular del Ejecutivo al saber que no tiene el liderazgo latinoamericano que no solo creía tener, sino que también presumía.
No tengo duda que el voto que más le generó sorpresa y molestia fue el de Argentina por el candidato de Bolsonaro. Fue una de esas sorpresas desagradables que se le empiezan a aparecer a los presidentes de México en el ocaso de su gobierno, algo para lo que muy probablemente ni el presidente López Obrador ni su equipo estaban preparados. Ha sido la primera señal en el plano internacional. Después vendrán las sorpresas domésticas, de actores que creían tener bajo su control. El invierno les está llegando.
@GerardoFloresR
