2020.03.17
Desde la semana pasada se reportaba que 64.8% de la población criticaba la actitud del gobierno frente al Covid-19.
Este fin de semana el mundo occidental se ha dado cuenta de que el coronavirus (Covid-19) es una triste realidad y que la película de espanto que se veía desde China, Japón y Corea ha llegado a nuestras puertas con efectos económicos, financieros y de salud aún desconocidos.
Todos los gobernantes están enfrentando problemas de liderazgo, dado que la sociedad busca soluciones sencillas que no están a la mano y que no pueden resolver Siri o Alexa, y eso es algo a lo que nos hemos desacostumbrado.
En el caso de México, según mediciones digitales realizadas con la herramienta Xpectus, desde la semana pasada (11 al 13 de marzo), se reportaba que 64.8% de la población criticaba la actitud pasiva del gobierno frente al Covid-19, mientras que el resto, 35.2%, aprobaba sus acciones. Cosa curiosa es que no se registran opiniones neutrales.
Es en este contexto que varias escuelas, ligas deportivas y hasta autoridades estatales decidieron, ante lo que se percibió como una ausencia de gobierno, avanzar unilateralmente en medidas de contingencia, con lo que no esperaron que fueran ordenadas por las autoridades federales.
El gobierno federal y sus operadores mediáticos seguramente midieron este ánimo, pues desde la semana pasada iniciaron una profusa campaña digital atacando a legisladores, gobernadores y periodistas que pedían un actuar más expedito contra el Covid-19.
Uno de los primeros blancos de ataque fue Arturo Elías Ayub, importante ejecutivo de Telmex, por publicar en un tuit que tan solo él conocía a 18 personas infectadas de Covid-19 en México, por lo que urgió prudencia y cuidado.
En el mismo tono, Paola Rojas reveló el viernes que en el hospital ABC había nueve casos de Covid-19. Ambos, por no esperar una confirmación oficial por parte del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, fueron criticados y acusados por parte de las redes afines a la 4T de desinformar. Aunque a la periodista le fue peor, pues por su parentesco con el expresidente Felipe Calderón la tildaron de chayotera. En este contexto, se crearon las tendencias #PrensaSicaria y #PrensaBasura.
Lo que publicaron ambos influenciadores no fue desmentido. Estoy seguro de que ellos, Rojas y Elías, trataban de alertar en un ánimo previsorio. Sus tuits estuvieron libres de cualquier contexto político, pero les fue muy mal.
El sábado, las redes sociales tomaron su revancha y se fueron —orgánica y artificialmente— contra el Presidente, por sus giras llenas de gente y, en particular, por besar a una niña, creándose, entre otras, las tendencias #ConLosNiñosNo, #Ometepec, #Irresponsable y #Aristegui (dado que las cuentas digitales de ésta criticaron al Ejecutivo por lo acontecido). Algunas de estas tendencias siguieron destacadas hasta el domingo por la tarde. Pero el domingo por la noche, con la noticia —que acabó siendo falsa— sobre la muerte del empresario José Kuri a causa del Covid-19, las redes pro4T montaron un ataque contra varios periodistas y portales digitales. Se les acusó de “zopilotear” y se crearon varias tendencias críticas. Esta arremetida duró hasta ayer al medio día.
Así, luego de un intenso fin de semana en la batalla digital, las mediciones arrojan que el país está partido en tres sentimientos: 38% tiene una actitud positiva hacia el gobierno de la República; 36% le critica y 26% es neutral y hasta ahora está observante sin mostrar opinión de lo que se dice. Esto luego de que se registraran y midieran 383 mil tuits con un alcance de 44 millones de personas.
Por lo que hemos visto que ha pasado en otros países, la parte más trágica de la epidemia aún no llega a México. No hay miles de infectados y ni siquiera tenemos aún un muerto. Pero estamos más polarizados esta semana que la semana pasada, cuando el Presidente y varios columnistas hicieron un llamado a la unidad nacional.
Ojalá todos encontremos prudencia y oficio para hacer lo que a cada uno le toca. Pocas veces el mundo ha vivido un cisma de esta naturaleza, pero por lo acontecido en China, Corea y hasta en Japón, queda claro que, con esfuerzo, disciplina y liderazgo, en semanas se revierte la crisis sanitaria. Así que no tengo duda de que saldremos de esta. La duda es —con la polarización que tenemos— en cuánto tiempo lo lograremos, y si saldremos divididos o fortalecidos. Hago votos porque sea lo segundo y todos nos aboquemos a ello.