Entre hoy y mañana se podría conocer a quienes son los interesados en las SU dos cadenas de televisión nacional a las que convocó a licitación el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel).
Y señalo podría porque el o los solicitantes tienen la opción de pedir que su información sea clasificada como confidencial, a fin de que los demás agentes económicos con interés jurídico no les puedan causar daño o perjuicio en su posición competitiva, o ya sea para proteger sus datos personales. Es importante señalar que en este momento los que presenten su solicitud a la Unidad de Competencia Económica del Ifetel solo tendrán el carácter de interesados, no de participantes. Situación que sucederá entre el 16 y el 18 de diciembre.
El hecho es que se continúa con el camino trazado por la reforma constitucional a las telecomunicaciones y por el mismo Ifetel, pero aquí es cuando hay que hacer un alto y valorar una serie de circunstancias que existen en torno a la licitación. Por principio, aún no hay una legislación secundaria, no tanto para que marque cómo debe hacerse la licitación, sino que muestre el ámbito jurídico en el que serán reguladas no solo esas dos nuevas cadenas de tv, sino todo el sector de la radiodifusión.
En síntesis, la seguridad jurídica. Otro elemento es la sorpresita que en las bases de la licitación nos dio el Ifetel, al permitir que un solo licitante pueda llegar a ser ganador de las dos cadenas nacionales, lo que generará la concentración de 246 canales de televisión digital.
Entonces, ¿dónde están las condiciones de pluralidad y la competencia que constitucionalmente se exige en la prestación del servicio público de radiodifusión? Una incógnita más es saber si algún inversionista extranjero le entrará al negocio o, de plano, no se les hizo atractivo el país.
A final de cuentas la licitación de tv será un indicador más del éxito o fracaso de la reforma constitucional, no tanto por los nombres o consorcios que lleguen, sino en la transparencia y objetividad en la decisión del ganador o ganadores.
Mientras tanto, aquí seguimos sentados, en espera de que las telecomunicaciones se abran a la competencia.