En mayo de 2014, el gobierno federal anunció con bombo y platillo un ambicioso plan de transición de la televisión analógica a la Televisión Digital Terrestre (TDT) con el reparto de 12.6 millones de televisores en todo el país. Estos venían en sendas cajas con la leyenda del gobierno federal “Mover a México” y un logotipo tricolor, idéntico a los colores del PRI.
La oposición política y, particularmente, el PAN, MC y Morena impugnaron ante las autoridades electorales el reparto de cajas y sus logotipos tricolores, esto con la intención de frenar la distribución de televisores previo a la elección de la Cámara de Diputados del 2015, pero las autoridades electorales decidieron que continuara la entrega de éstos.
Para cuando llegó la elección de junio de 2015, el gobierno federal había repartido 2.8 millones de televisores —en sus cajas tricolores— haciendo feliz a igual número de familias. Esta medida ayudó a que muchos hogares tuvieran un televisor adicional (y digital) en adición a los televisores analógicos que ya tenían y que continuaban sirviendo. El resultado de la elección del 2015 fue una contundente ventaja para el PRI-PVEM que subió de 241 a 250 diputados federales. Con esto, el PRI logró mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Para las elecciones del 2016 el efecto de la entrega de los televisores parecía jugar en contra al gobierno federal y particularmente en contra del PRI, al quedarse millones de hogares sin señal en sus televisores analógicos. En concreto, antes del apagón de la TV analógica en México se contaba, en promedio, con 2.4 televisores por hogar, pero luego de éste, en diciembre del 2015, el promedio de televisores, según datos de Nielsen-Ibope, bajó a 1.68 televisores por hogar. Esto, porque ya únicamente sirvieron los equipos digitales o aquellos que estaban conectados a algún sistema de TV de paga.
Lo anterior significó que en millones de hogares, desde principios de este año, el control del televisor se tuvo que compartir entre varios integrantes de la familia y que muchas otras familias —particularmente de escasos recursos y que no son de interés comercial para anunciantes— incluso se quedaran sin señal alguna de televisión.
En este contexto se inscribe un estudio elaborado por el Comisionado del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Adolfo Cuevas, quien señala —con base en el cruce de información a partir de encuestas realizadas por Inegi, el padrón de Sedesol y el reporte del gobierno federal sobre TVs entregadas por localidad— como conclusiones que: I) el 22.3% de los hogares (6.7 millones) que antes podían ver televisión se quedaron sin poder hacerlo al momento del apagón, pues no les fue entregada una TV digital por parte del programa de reparto de SCT y Sedesol, indicador que se eleva a 32.1% cuando se observa solamente el caso de los hogares que se ubican en los deciles de ingreso I a V, es decir, los hogares de menor ingreso; y,II) que se entregaron muchos televisores a hogares que no los necesitaban (el estudio señala que 5.5 millones).
En esta coyuntura, vale la pena recordar que desde el Senado de la República también se señaló que el padrón de televisores entregados por la SCT y la Sedesol no cuadraba con el padrón de beneficiarios de programas sociales. Y es que en el padrón se identifican a 14.3 millones de hogares beneficiados, pero sólo se repartieron 10.1 millones de televisores.
Así, varios datos empiezan a apuntar que un programa diseñado para otorgar televisores a las familias de escasos recursos fracasó. Y dado que el gobierno federal hizo a lo largo de un año una campaña masiva de comunicación sobre los nuevos equipos que estaría regalando —y que ahora parece que no recibieron millones de hogares necesitados— se empieza a vislumbrar una causa adicional de voto de castigo contra el PRI este 2016 en donde perdió seis gubernaturas.
Tanto la SCT, como la Sedesol y el propio presidente del IFT han rechazado las conclusiones del comisionado Cuevas, pero al hacerlo aún no aportan datos que sirvan para contrastar la información.
El tema sin lugar a dudas requiere de más estudios. También hay que señalar que el reto que afrontó el gobierno federal para realizar el apagón analógico a finales del 2015 fue enorme, pero pudiendo haber diferido la fecha de éste unos meses (porque se vislumbraba que habría mucha gente afectada) no lo hicieron. El argumento fue que Televisa y Tv Azteca saldrían beneficiadas, mientras que Cadena Tres se vería perjudicada. Ahora sabemos, también por encuestas del IFT, que Televisa y Tv Azteca tienen los canales más vistos de todas las opciones televisivas —nacionales y extranjeras — en el país, mientras que Cadena Tres sigue sin salir al aire.
También se dijo que el reparto de televisores ayudaría al PRI para obtener votos, pero al parecer sirvió para justo lo contrario al haber generado enormes expectativas para luego dejar a millones compartiendo televisor y a otros tantos de plano sin televisor.
Más allá de televisoras y de resultados electorales el tema es, ¿cuántas personas se quedaron sin su única opción de información y entretenimiento gratuito: la televisión?, ¿quién era el responsable de velar por estos millones de mexicanos?, ¿puede el gobierno federal soportar con datos que no hubo afectaciones masivas? Ojalá y sí puedan. Y si no, que se las ingenien para mitigar las afectaciones generadas pues hay elecciones a la vuelta de la esquina y esto parece ser lo único relevante para los políticos.
Cambiando de tema: A fines de este año se apagarán las contadas estaciones de TV analógica que transmiten en zonas rurales, las llamadas “estaciones complementarias”. Toda la TV pública y privada está lista para apagar estas señales que cubren a poco más del 1% de la población. Este 1% suena a poca gente, pero equivale a 1.1 millones de mexicanos en zonas rurales. ¿Alguien ya revisó que estas personas sí tengan acceso a un televisor digital?
La pregunta es válida pues en los Estados Unidos, el primer país que hizo el apagón de televisión analógico (2009) en el continente, siguen encendidas las estaciones complementarias para no dejar a su población rural sin señal de televisión, pero en México se decide por decreto bajarles el switch.