2019-09-04
En mis últimos dos artículos analicé las diversas razones por las que, en mi opinión, la creación de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos (CFE Telecom), y, sobre todo, el posible otorgamiento a esta empresa de una concesión para uso público “sin fines de lucro”, constituían una simulación y una serie de actos inconstitucionales. Pues bien, en un curioso tuit del 28 de agosto de 2019, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) informó que había otorgado una concesión para uso público a CFE Telecom y, al más puro estilo de la 4T, se pretendió curar en salud aclarando que “la concesión se otorgó tras analizar y confirmar el cumplimiento de los requisitos establecidos en la Constitución y la LFTyR”. Es curioso que un órgano del Estado tenga que aclarar que su actuación se hizo conforme a la ley; tan curioso como aquel que debe repetir todos los días que nunca miente y que es muy honesto. Algo les inquieta, creo. En un comunicado de prensa de ese mismo día, el IFT fue un poco más claro y confirmó que se trataba de una concesión de uso público para una empresa productiva sin fines de lucro, con todas las contradicciones que esto implica.
A decir del propio IFT, CFE Telecom recibió un trato VIP que ya quisieran los empresarios en sus sueños más guajiros. Los funcionarios del instituto recibieron la solicitud de concesión el 5 de agosto y para el 28 del mismo mes ya estaba otorgada. En mis casi treinta años de experiencia en el sector nunca había visto un proceso tan rápido y eficiente para el otorgamiento de una concesión de telecomunicaciones, sobre todo por aquello del proyecto técnico y la capacidad económica, que seguramente el IFT revisó a detalle para concluir que es completamente viable construir la capilaridad de red que se requiere para llegar a las más de 160,000 poblaciones rurales prometidas por el presidente López Obrador, y que los recursos del erario serán eficientemente utilizados en un entorno de competencia efectiva. Será muy interesante conocer los estudios en materia de competencia económica que dieron sustento al otorgamiento de esta concesión y con base en los cuales el pleno del IFT se cercioró que esta empresa paraestatal será competitivamente neutra.
Como señalé en mi artículo del 21 de agosto, “de conformidad con la definición legal de concesiones para uso público, éstas no se pueden otorgar a empresas productivas del Estado como CFE Telecom, salvo que sólo sea para la operación y seguridad de su red eléctrica y no para prestar servicios a terceros, en cuyo caso debería obtener una concesión comercial. Ese mismo artículo (67, fracción II, tercer párrafo de la LFTR) establece una prohibición más: las concesiones de uso público no se pueden usar para explotar o prestar con fines de lucro servicios de telecomunicaciones. El IFT pretende interpretar dicha disposición a contrario sensu, y concluir que si no tiene fines de lucro, CFE Telecom sí puede prestar al propio gobierno y a terceros servicios de telecomunicaciones. […] esto implica una contradicción con la naturaleza constitucional de las empresas productivas del Estado, y, por lo tanto, una simulación”. Pues bien, esto fue exactamente lo que hizo el IFT, como se puede apreciar en el antepenúltimo párrafo de su comunicado de prensa. Más allá de esto, no hay análisis alguno sobre la naturaleza constitucional de las empresas productivas del Estado, como CFE Telecom, y su compatibilidad o no con la supuesta ausencia de fines de lucro. Tampoco hay la más mínima mención al artículo Décimo Quinto Transitorio de la reforma constitucional en telecomunicaciones, al proyecto de la red troncal o a la obligación que tiene vigente la Comisión Federal de Electricidad de transferir todos sus activos de telecomunicaciones a Telecomunicaciones de México.
La razón de ser de los órganos constitucionales autónomos con estabilidad transexenal es que los vaivenes políticos no tengan injerencia en una labor que debe ser eminentemente técnica, por eso los comisionados del IFT son transexenales e inamovibles. Desafortunadamente, no todos los hombres están a la altura de las circunstancias. Así ha sido y así es. Como se dijo en Sicilia: todo debe cambiar para que todo siga igual.