Una elección histórica se vivió ayer en Estados Unidos y quizá el proceso más divisivo de la historia de los siglos XX y XXI de ese país entre demócratas y republicanos. Al cierre de esta edición todavía no se tenían datos completos de la elección, pero lo más probable es que Hillary Clinton se erigiera como la ganadora de la contienda en virtud de los votos del Colegio Electoral.
En cualquier proceso democrático como este, las emociones sobrepasan a las razones para escoger al “mejor candidato o candidata” por parte del electorado, desbancando lo que los analistas pudiesen pensar sobre la racionalidad de los electores. De la misma manera, la elección de un candidato se tiende a ver como un efecto inmediato, sin tomar en cuenta que también tiene un efecto de mediano y largo plazos sobre decisiones tan inocuas para el electorado como la regulación de sectores de la economía como los medios y las telecomunicaciones.
Al final, en estas decisiones, la política se vuelve, a través de la elección de un candidato o candidata, en una decisión también de regulación que impacta futuras decisiones. En EU, el sector de la economía digital, que engloba tanto a los medios como las telecomunicaciones (incluyendo el internet) representa alrededor de 5.5% de su Producto Interno Bruto. En ese sentido, elegir a Hillary Clinton traerá consecuencias económicas y regulatorias de acuerdo con el broche ideológico con el que se pinte su administración.
En Estados Unidos es tradicional que las agencias regulatorias se rijan por las tendencias ideológicas del gobierno en turno. Es incluso tradicional que en agencias como la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) existan un número de tres que conforman una mayoría de comisionados republicanos o demócratas de un total de cinco, de acuerdo con el partido que esté en el gobierno. Sin duda esto significa la alineación del gobierno con las decisiones regulatorias.
En ese sentido, la FCC es el mejor ejemplo de la politización de las decisiones que provienen originariamente de un electorado como el que ayer eligió a Hillary Clinton. En términos generales, en agencias regulatorias como ésta, los demócratas tienden a favorecer intereses de sindicatos, causas de izquierda y, en el caso de las telecomunicaciones, a empresas como Google, Facebook y Apple, por estar así alineados con su ideología. En cambio, los republicanos tienden a favorecer un laissez affaire regulatorio, a las empresas más tradicionales y, en telecomunicaciones, a empresas como Comcast y hasta AT&T, por ser bases de recaudación de fondos importantes.
Así, al final, Hillary se volverá una activa reguladora.
EN OTRA FRECUENCIA…
Polémica descalificación de Rivada Networks del proceso de licitación de la red compartida. Su CEO polemizó en Twitter sobre ésta y ayer se anunció que se presentó una demanda de amparo. El CEO, incluso lanzó acusaciones de que les habían robado unas cajas (¿serán las de las propuestas económicas?) ¿Será fundada la descalificación o el CEO de Rivada ya aprendió a jugar el juego de este sector en México? Lo cierto es que se atrasará un tiempo una decisión que venía políticamente controvertida.