2022.02.22
Vía El Economista
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer ayer un reporte sobre la economía mexicana denominado “Estudio económico de México 2022”, que entre otras cuestiones señala que la estimación de crecimiento para el PIB de México en este año se ubica hoy en 2.3 por ciento, lo que implica una reducción sustancial respecto de la tasa de crecimiento que esta organización estimaba para 2022 apenas en diciembre de 2021, que era de 3.3 por ciento. De hecho, también ajustaron a la baja su estimación de crecimiento para 2021, de 5.9 por ciento a un 5.3 por ciento.
En su reporte, la OCDE resalta que parte del problema de México está no solo en los bajos niveles de inversión, que además entraron en franco declive a partir de 2019, ya con la administración del presidente López Obrador, sino también en el clima de incertidumbre que se ha propiciado “…en torno a la formulación de políticas nacionales. La incertidumbre aumentó especialmente con las propuestas de reforma del mercado eléctrico”.
Asimismo, esta organización internacional advierte que la economía mexicana se caracteriza por la baja productividad laboral, por debajo de otros pares latinoamericanos también miembros de la OCDE como Costa Rica y Chile, y muy lejos del promedio de todos los países miembros, que medida en dólares per capita equivale a prácticamente 2.5 veces la productividad registrada en México. De ese tamaño es el reto que enfrentamos, pues mientras el gobierno de la 4T sigue entrampado en su narrativa sobre la odiosa división entre liberales y conservadores o bien, añorando los tiempos pasados, especialmente la época de los presidentes Echeverría y López Portillo, los demás países que conforman la OCDE han retomado una ruta de crecimiento más sólida que la de México, con claras mejorías en los ámbitos laboral y educativo, por citar algunos ejemplos.
En este sentido, el estudio citado menciona que “Informalidad, escasa competencia, exclusión financiera y corrupción son algunos de los factores que obstaculizan el crecimiento de la productividad. La atonía de la inversión y las bajas tasas de participación femenina deterioran aún más las perspectivas de crecimiento”. Tal como lo hemos venido advirtiendo en este espacio desde hace un rato, es un hecho que en los años recientes el potencial de crecimiento de México se ha deteriorado y que el panorama no es nada alentador, tomando en cuenta la obsesión con las políticas públicas de la actual administración basadas en los cambios caprichosos de reglas, en la revancha o el arrebato.
En este contexto se inscribe el anuncio que también ayer hizo la empresa Monterra Energy, sobre su intención de demandar del gobierno de México una compensación por 667 millones de dólares más intereses y gastos legales, como consecuencia de lo que ellos consideran como toma injustificada por parte de fuerzas de seguridad de México, de sus instalaciones de almacenamiento de combustibles en Tuxpan, Veracruz, en septiembre del año pasado.
Los propietarios de esta empresa argumentan que México habría violado compromisos asumidos tanto en la versión original del TLCAN como en los plasmados ahora en el T-MEC, pero sobre todo, alegan una serie de actos de autoridad que rayan en el acoso, y que para mala fortuna de Monterra Energy los recursos que han intentado promover en contra de dichos actos no han encontrado eco en los juzgados en nuestro país. El problema potencial para México no estriba solo en la posibilidad de tener que pagar la compensación que demandan estos inversionistas, sino peor aún, en la mala reputación internacional que genera para nuestro país.
La pregunta seria es ¿hasta cuándo se darán cuenta en la 4T sobre el daño relevante que han ocasionado al potencial de crecimiento de México y las consecuencias funestas que ello tendrá para las siguientes generaciones de mexicanos? Mientras no se tomen la molestia de analizar esto, el sueño del presidente y de su base de admiradores para que sea recordado en los libros de historia como el gran presidente transformador, se quedará en un mero sueño, que para millones de mexicanos en realidad ya es una pesadilla.