-vía El Economista
El fin de semana pasado fue particularmente interesante porque exhibió las serias limitaciones que caracterizan a la administración del presidente López Obrador para entender cómo funcionan los mercados. Su política de administración del IEPS a las gasolinas y diésel, que se ha venido utilizando como amortiguador para evitar que los precios de estos combustibles reflejen en México las condiciones de los mercados internacionales, empezó a generar efectos indeseados, pero claramente previsibles, cuando consumidores de Estados Unidos detectaron que gracias a los estímulos instrumentados por el gobierno federal, el precio resultante de la gasolina en la frontera norte ha resultado sustancialmente menor que el precio al que se vende ese mismo bien en las gasolinerías ubicadas en territorio norteamericano, que incluso descontando los costos de traslado a México, amerita cargar gasolina en territorio mexicano.
Como es de esperarse, ante una cantidad demandada superior a la habitual en la zona fronteriza norte para esta época del año, se reportan ya problemas de abasto suficiente y oportuno de gasolina y filas de autos de más de una hora en determinadas zonas. Por ello, el viernes 1 de abril pasado, al anunciar los estímulos fiscales para las gasolinas en la franja fronteriza norte, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio a conocer que durante esta semana no se otorgaría dicho estímulo. No es para menos, estar subsidiando el consumo de gasolina de personas que viven en territorio estadounidense seguro empezó a presionar las finanzas públicas.
Sin embargo, tal decisión provocó que, según reportan diarios locales, la gasolina magna sufriera un incremento en su precio en Reynosa, Tamaulipas, de los 17.98 pesos por litro a los que se vendía el viernes 1 de abril, a 21.59 pesos por litro ya para el sábado 2 de abril. Hablamos de un incremento de 20 por ciento de un día para otro. Este descontón para los mexicanos que viven en la frontera norte, que bien puede considerarse un gasolinazo aunque el presidente López Obrador se niegue a reconocerlo, tuvo que ser enmendado ayer lunes con una nueva publicación de estímulos fiscales para esa zona del país, con lo que los precios regresarán a los bajos niveles comparados con los observados al otro lado de la frontera.
Se trata de un titubeo de la autoridad hacendaria que sucumbió ante lo que seguramente fue un arranque de furia presidencial, particularmente en la semana previa a la jornada de revocación de mandato, para lo cual su gobierno y correligionarios están batallando de manera notoria para asegurar una afluencia de al menos 30 millones de mexicanos a las urnas. Resulta fácil de imaginar el enojo del presidente López Obrador ante el descuido, desde su punto de vista por supuesto, de los funcionarios de la SHCP, que estaban abriendo una veta de descontento de un importante número de mexicanos de cara a la jornada del domingo. Tanto esfuerzo por pasar por encima de las instituciones y el marco legal, simulando convicción democrática, para tirarlo por la borda porque los funcionarios de SHCP no podían aguantar una semana más la presión para las finanzas públicas y para el abasto de gasolina en el norte del país.
Imaginemos ahora ese tipo tropiezos en decisiones burocráticas que habrían de ser adoptadas tanto en la SHCP como la CFE, de prosperar la regresiva reforma eléctrica que el presidente López Obrador envió a la Cámara de Diputados y cuyo dictamen empezó a circular ayer entre los integrantes de las comisiones dictaminadoras. Esa falta de pericia por un lado, y la falta de determinación de los funcionarios para resistir las presiones por los caprichos político-electorales del presidente, más temprano que tarde tendrían al país sumergido en connatos de crisis por el titubeo que permite que en cosa de tres días se tengan que desdecir de una decisión que se supone estaba plenamente estudiada.
Ese ha sido el sello distintivo de la gestión de la actual administración y no tiene visos para corregirse. Mientras el país sigue anclado en la anemia económica, el presidente sigue distraído con el ejercicio inútil y tramposo de revocación de mandato.
*El autor es economista.
@GerardoFloresR