2019-11-26
La semana pasada, en el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se discutió, sin aún llegar a una conclusión, un amparo que ha promovido EL UNIVERSAL contra un litigio que inició el excandidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya, por unas notas informativas que fueron publicadas hace año y medio al fragor de la contienda electoral.
Primero, sorprende que una réplica siga siendo motivo de litigio y debate a año y medio de que las notas se publicaron. Esto, porque el Congreso aprobó en 2015 una Ley de Réplica con procedimientos bastante expeditos para resolver los casos en días, pero los jueces federales se toman más tiempo del que señala la ley para resolverlos.
Segundo, en varias columnas y foros se han criticado las conferencias mañaneras del Presidente de la República por ser un riesgo a la libertad de expresión. Reconozco que las mañaneras son conferencias inusuales, muchas veces polarizantes, donde el Presidente dice lo que piensa sobre todos los medios de comunicación. Pero, hasta ahora no hay viso de censura a medios o a periodistas. Es un juego rudo, pero limpio, de ida y vuelta, un “diálogo circular”, como diría el Presidente, hasta ahora sin consecuencias que, sin embargo, sí deja a varios medios susceptibles de ataques cuando menos en redes sociales. Y los ataques a los medios y periodistas en México deben ser tomados en cuenta, pues somos el país con más periodistas asesinados.
Tercero, pasando casi desapercibido, la semana pasada, en la Suprema Corte, se dio la discusión del caso 3803/2018: un viejo litigio entre EL UNIVERSAL y el expresidente panista y excandidato presidencial Ricardo Anaya. En ésta, algunos ministros dejaron ver una peligrosa intención para acabar con el periodismo en México. Y me refiero al que hacen todos los periodistas y reporteros sin importar si son de centro, derecha o izquierda. Lo que aplicaría para periódicos, como EL UNIVERSAL, pero también para estaciones de radio, canales de televisión y portales de noticias en internet.
A pesar de que el Congreso publicó una Ley de Réplica en 2015, misma que la Corte ya validó —con ajustes mínimos— en abril de 2018, bajo una buena sentencia del ministro Javier Laynez, hay quienes ahora quieren cambiar los criterios establecidos e incluso legislar más allá de lo que señaló el Congreso Hasta ahora la réplica en cualquier medio de comunicación procede contra la publicación de información falsa o inexacta.
Se tienen 15 días para presentarla y existe un proceso sumario para otorgarla o negarla.
Pero, ahora, algunos ministros quieren “emitir nuevos lineamientos”, aprobar “pies de página” en las publicaciones de los medios. Y lo más grave es que buscan modificar el alcance de la réplica para que, sin importar si la información publicada fue falsa o inexacta, cualquier persona agraviada “esté en condiciones de ofrecer su versión de los hechos”. Sencillamente, proponen que lo que quiera decir cualquier “agraviado” sea publicado por el medio correspondiente, SIN importar si la nota original es cierta, verdadera y exacta. De prosperar esto, si un narcotraficante es detenido podrá decir lo que guste en todos los medios que llevaron su captura; un funcionario corrupto podrá justificar sus pillerías y hasta un homicida podrá explicar por qué quita vidas.
También, todas las columnas de opinión de Carlos Loret, Carlos Marín, Denise Dresser, Héctor de Mauleón, Lourdes Mendoza, Leo Zuckermann, Enrique Galván o Álvaro Delgado podrían ser replicadas. Por una o decenas de personas a quienes no gustó lo publicado. Pero de igual forma, todos los programas de Denise Maerker, Ciro Gómez Leyva, Carmen Aristegui, Oscar Mario Beteta, Joaquín López-Dóriga, Gabriela Warkentin, John Ackerman y Alejandro Cacho tendrían réplicas, de manera obligada, sobre información que sea cierta.
La consecuencia de este planteamiento sería que EL UNIVERSAL, Reforma, La Jornada, Proceso, El Financiero, Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula, Imagen, ACIR, Canal 11, TV UNAM, Animal Político y Sin Embargo, por señalar algunos medios, tendrían que tener dos, tres y hasta cuatro o más ediciones de sus publicaciones o programas para atender las réplicas. El tema parece ilógico y hasta absurdo, de no ser porque sería el efecto de los criterios que cinco ministros han perfilado.
expresión y que este caso tendría efectos en un derecho fundamental. Pero en el mismo proyecto, también se pretendían modificar las reglas que la Corte ha dado al periodismo para cubrir figuras con “relevancia pública”, es decir, servidores públicos, candidatos, artistas, o incluso personas privadas que les gusta aparecer en revistas de sociales.
El tiempo nos dirá si el intento de cambio de criterio que algunos buscaron fue uno bien intencionado, pero falto de profundidad en el estudio e impacto de sus consecuencias para todo el periodismo en México, o si, por el contrario, hay quienes desde la Corte buscan cambiar las reglas aprobadas por el Congreso en materia de réplica… y sí, también sus propios criterios sobre la réplica, apenas aprobados por ellos mismos el año pasado, quizá con la única finalidad de beneficiar al ex candidato presidencial del PAN, en su litigio para mejorar su imagen, previo a su regreso a la política.
El tema está inconcluso y regresará al Pleno en las siguientes semanas. Cualquier posibilidad puede suceder. Ante ello, y dadas sus implicaciones para el periodismo en México y todos los medios de comunicación, no se le debe perder de vista.
Ojalá que el ministro Luis María Aguilar, quien está rehaciendo su propio proyecto, no ponga en mayor riesgo al periodismo en México.