La semana pasada coincidió con la presentación de los resultados correspondientes al tercer trimestre del presente año por parte de América Móvil, el agente económico preponderante en el sector telecomunicaciones en nuestro país. Sobre esos resultados, tal como se acostumbra, los directivos de este agente económico sostuvieron también la semana pasada una conferencia telefónica con representantes de instituciones financieras y medios, con el propósito de explicar el desempeño de este operador en el trimestre que va de julio a septiembre de este año, así como para hablar sobre la prospectiva para los siguientes trimestres.
En dicha conferencia, tal como lo han venido haciendo en otros foros, los directivos en cuestión destacaron el hecho de que las tarifas de los servicios de telecomunicaciones se han reducido frente a periodos anteriores y a que el consumo de servicios de telecomunicaciones también se ha incrementado, particularmente por lo que hace al indicador conocido como “minutos de uso”, que se habría incrementado en 70% respecto a lo que se observaba hace un año.
De acuerdo con lo expresado por los directivos de América Móvil, la baja en las tarifas y el incremento en el consumo son dos variables que pueden considerarse como métricas objetivas para afirmar que en México ya hay competencia, y que por tanto, ello deben apuntar a que se reduzca la asimetría en la regulación a la que está sujeto este agente económico en su calidad de agente económico preponderante. Como si la figura de la preponderancia que prevé la Constitución se midiera por el comportamiento de las tarifas o el consumo. Enfoque que evidentemente no es correcto, pues la Constitución prevé que un agente es preponderante si mantiene una participación en todo el sector de 50% de los usuarios, tráfico cursado en sus redes o capacidad utilizada de las mismas.
Por otra parte, resulta imperativo que las autoridades del órgano regulador, así como los inversionistas, no se dejen sorprender por la construcción de una narrativa como la que pretende América Móvil. Lo anterior, porque en el caso de un sector regulador como es el de las telecomunicaciones, que las tarifas de los servicios disminuyan puede obedecer a una medida o conjunto de medidas legislativas o administrativas, o bien, a la dinámica propia de los mercados. En el caso de México, no hay duda de que el comportamiento a la baja de las tarifas se debe al primer tipo de factores. Que han bajado las tarifas nadie lo puede negar, pero que ello se debe a que en México ya hay competencia es difícil de sostener. Una evidencia contundente está en la estructura del sector, que a tres años de la reforma constitucional permanece prácticamente igual. Es decir, el agente preponderante sigue manteniendo el elevado nivel de concentración que existía previo a la reforma.
La baja en las tarifas en México se debe en gran parte al hecho de que en la legislación secundaria se estableció que el agente preponderante, mientras tenga ese carácter, no puede cobrar por la terminación de tráfico de otros operadores en su red, así como también al hecho de que en la misma legislación se estableció que el preponderante no puede tratar o cobrar diferente las llamadas que van a redes de otros operadores, frente a lo que cobraba por llamadas dentro de su propia red. Lo que se conocía como el efecto club, que por la estructura de mercado de alta concentración en favor de América Móvil simplemente retroalimentaba esa concentración e impedía que los competidores pudieran ofrecer mejores tarifas. Estas medidas permitieron quitarle rigidez a la baja a las tarifas, que al disminuir incrementan la cantidad consumida.
Así que mucho cuidado con sucumbir ante el canto del preponderante, disfrazado de sirena.