vía El Economista.
Ayer por casualidad me topé con que la empresa CFE Telecom e Internet para Todos ofrece ya en su portal de Internet diversos paquetes de telefonía móvil prácticamente a los mismos precios que esos servicios son ofrecidos por los operadores móviles virtuales que ya están presentes en el mercado mexicano. Como toda empresa propiedad del estado bajo un gobierno populista, se ufana en promoverse como la “red del pueblo de México” o “la nueva telefonía móvil del pueblo de México”, ya desde ahí nos damos cuenta que ahí hay una buena dosis de propaganda.
Es importante recordar que el 21 de julio de 2019 el presidente López Obrador anunció en Huejutla, Hidalgo la creación de la empresa CFE Telecom e Internet para Todos. Desde los primeros pronunciamientos del presidente sobre este proyecto, afirmó que la nueva empresa se creaba como filial de CFE para utilizar la infraestructura de esta empresa productiva del estado. Al respecto, por aquellos días de julio afirmaba: “porque se va a utilizar toda la infraestructura de la Comisión Federal de Electricidad, todas las líneas; se cuenta con líneas y con fibra óptica para comunicar por internet el país; entonces, ya se aprobó por el Consejo de Administración de la Comisión Federal de Electricidad”.
Y bueno, no está de más recordar que desde que se empezó a hablar de este proyecto, el presidente y los voceros de la 4T han machacado una y otra vez que con este se lograría llevar Internet a todo el territorio nacional, a todas las localidades que hoy no tienen servicio.
Por otra parte, la concesión que el IFT le otorgó a CFE Telecom e Internet para Todos es una de uso público, para proveer servicios sin fines de lucro. En el propio título de concesión el regulador impuso otra restricción, en la Condición 4 estableció que “podrá proveer los servicios a nivel nacional, excepto en localidades con conectividad…”.
En el mismo párrafo, introdujo una posible relajación de esa restricción: “en caso de que tras haber iniciado la provisión de los servicios en una localidad determinada, otro concesionario y/o autorizado preste servicios de telecomunicaciones en dicha localidad, el Concesionario podrá continuar proveyendo los Servicios sólo si dicha provisión no genera distorsiones al mercado como consecuencia de la propiedad pública, conforme a lo dispuesto por la Condición 9 de la Concesión Única”.
Bueno, pues resulta que CFE Telecom e Internet para Todos notificó al IFT la lista de las localidades en las que iniciaría la prestación del servicio de telefonía móvil. No sabemos si el IFT llevó a cabo una revisión para determinar que en efecto en dichas poblaciones no existe ningún otro proveedor prestando el servicio de acceso a Internet. En los primeros días de la promoción de su servicio móvil, la filial de CFE lo ofrece solo en puntos de venta donde supuestamente no hay otros prestadores de servicios.
La cuestión aquí es que esta empresa en realidad le está tomando el pelo a los mexicanos, porque la infraestructura sobre la que prestará el servicio es la de Altán. No hay un esfuerzo verdadero para llevar conectividad con la infraestructura que señaló el presidente cuando anunció su creación. No sabemos en que han utilizado entonces los cerca de 20 mil millones de pesos de presupuesto que el Congreso de la Unión, porque repito, no está usando infraestructura que hayan instalado para este fin, están montando su oferta sobre la red compartida.
Lo anterior es un engaño desde el punto de vista de las promesas de llevar infraestructura de acceso a Internet a las localidades donde no existía el servicio. Están aprovechando infraestructura que ya está instalada, y en la que un operador móvil virtual distinto podría ofrecer también el servicio que ahora ofrecerá CFE Telecom e Internet para Todos.
Han transcurrido tres años desde aquella promesa presidencial, y solo les alcanzó para crear un MVNO que se montará sobre la infraestructura de una red ya desplegada. De ahí el repentino interés por rescatar Altán. En el fondo es una simulación, como la inauguración de la refinería de Dos Bocas.
*El autor es economista.
Twitter: @GerardoFloresR