Ernesto Piedras/ El Economista.
La interdependencia que existe entre la inversión en infraestructura de telecomunicaciones y el crecimiento económico no es unívoca, de tal forma que aquélla produce efectos no sólo al interior del sector, sino que involucra derrama económica sobre otros sectores. El despliegue de infraestructura y su interacción con el ámbito social, se refleja en mayor acceso a servicios de telecomunicaciones, mejorando la productividad, eficiencia y diseminación del bienestar colectivo.
En este sentido, México se encamina a fortalecer su sistema de redes, impulsando la erogación de mayores recursos en infraestructura a través de la implementación de la reforma en telecomunicaciones. Esta estrategia de inversión puede segmentarse en dos vías: la ruta del mercado, derivado de la apertura a la Inversión Extranjera Directa, el fortalecimiento del corpus institucional y las nuevas herramientas legales para la promoción de la competencia efectiva, que incentivará el aumento en las inversiones. Y la senda del no-mercado que involucra acciones específicas del gobierno en infraestructura pública y el fomento a las inversiones privadas, así como alianzas publico-privadas.
Es una realidad que ha habido un estancamiento de las inversiones en los últimos 10 años. Sin embargo, esta tendencia registra ya un punto de inflexión durante este sexenio con el Programa de Inversiones en Infraestructura de Transporte y Comunicaciones 2013-2018, en el cual se prevé una inversión de 700,000 millones de pesos para el desarrollo de la infraestructura nacional de telecomunicaciones. Este monto incluye la participación pública, la privada y vislumbrará un crecimiento de alrededor de 101% con respecto a la administración anterior.
Del total, la contribución pública oscilará en una proporción aproximada a 10%, equivalente a 73,852 millones de pesos, considera el desarrollo de proyectos para la construcción y ampliación de redes que procuran la cobertura universal de los servicios de telecomunicaciones, con estándares internacionales de calidad y precio.
En lo que concierne a la participación privada, en el sexenio se espera una aportación de 626,305 millones de pesos, equivalente a 90% del total.
¿Quién invierte en telecomunicaciones?
La competencia se traduce en inversiones. Es importante notar que, a la fecha, casi dos terceras partes del capital inyectado al sector provienen de empresas distintas a las dominantes. Así, los principales operadores de telecomunicaciones que generan más de dos terceras partes de los ingresos de la industria aportan menos de una tercera parte de las inversiones totales.
La ejecución del Programa de Inversiones en Infraestructura de Transporte y Comunicaciones 2013-2018 comprende diversas partidas en la aplicación de recursos.
Entre los más importantes se encuentran: la instalación de una red compartida de servicios telecom en la banda de 700 MHz, la transición a las señales de TV digital, la ampliación de la red troncal del gobierno, el desarrollo y lanzamiento de satélites, además de la generación de sitios para asegurar la conectividad en espacios públicos y rurales.
El elemento más relevante del importante aumento de las Inversiones públicas y privadas en telecomunicaciones son los beneficios en que resulta esta estrategia para el usuario final. El despliegue de Infraestructura próximo concertará un aumento en la cobertura y penetración de los servicios de telecomunicaciones entre la población, especialmente para aquellos pertenecientes a la base de la pirámide social, que actualmente no cuentan con acceso a los servicios.
La conectividad universal y la satisfacción efectiva de los derechos digitales contenidos en la Constitución son el objetivo máximo de esta política, de la mano de precios asequibles y mayor calidad de los servicios en beneficio del usuario final.
Twitter: @ernestopiedras
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