Gerardo Flores Ramírez/ El Economista
Esta semana será una de intensa actividad tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados. Apenas la semana previa, la Comisión Permanente acordó convocar a ambas cámaras del Congreso de la Unión para que cada una sesione en periodo extraordinario, bajo una agenda específica para cada Cámara. En el caso del Senado, los temas a discutir son la llamada reforma en disciplina financiera de los estados y municipios, una minuta de los diputados sobre registros públicos de la propiedad y catastros, así como los nombramientos de los comisionados del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) y la Comisión Federal de Competencia Económica (CFCE).
Como ustedes se imaginarán, estos dos últimos temas son especialmente importantes, porque buena parte del éxito de la Reforma Constitucional en Materia de Telecomunicaciones y Competencia Económica reside en la adecuada integración de los órganos reguladores que tendrán el mandato de regular de manera efectiva tanto los sectores de las telecomunicaciones y la radiodifusión, en el caso del Ifetel, y la competencia en el resto de los sectores de la economía, en el caso de la CFCE.
Mucho se ha dicho y escrito sobre el proceso llevado a cabo por el Comité de Evaluación, mecanismo creado por virtud de la reforma constitucional ya citada, y que sabemos está integrado por los titulares del INEGI, Banco de México y el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación; ojo, sólo ellos y nadie más.
No cabe duda de que a este comité correspondió un trabajo sin precedente en la historia de la construcción del andamiaje institucional de nuestro país. La lista de candidatos o aspirantes en cada una de las siete quintetas pareciera que incomodó a varios grupos, que inicialmente hicieron mutis respecto de las primeras etapas del proceso, en las que ninguna de las personas que llevaban su venia habría sido descalificada o no aceptada sin embargo, al ser evidente que varias de esas personas que llevaban su bendición habían quedado fuera en la penúltima etapa, se lanzaron con todo a cuestionar el proceso de selección de candidatos. Como si eso les diera legitimidad. Lo más lamentable del caso es que entre los integrantes de las quintetas hubo quienes hicieron eco de esas manifestaciones de descalificación.
Desde mi personal punto de vista, éste aún muy novedoso mecanismo de selección de candidatos a un cargo para una institución del Estado mexicano probó ser uno que no es idóneo para tal fin, me refiero desde luego a la primera etapa. Por lo anterior, en el Congreso debemos retomar la opción lisa y llana en la que el Presidente de la República, en uso de sus facultades, propone al Senado los candidatos a ocupar el cargo en cuestión, naturalmente me refiero a los casos de nombramientos que así se prevean en la Constitución.
En otros menesteres
El día de ayer fue presentada a la sociedad mexicana la propuesta de reforma energética del Partido de la Revolución Democrática, misma que se suma a la remitida por el presidente Enrique Peña Nieto al Senado de la República, como la que también presentó el Partido Acción Nacional. Ahora es momento de que el Congreso de la Unión realice un análisis serio y un debate abierto con altura de miras, que derive en la consecución de las acciones legislativas necesarias que permitan responder a los grandes retos que enfrenta nuestro país. Se vale disentir, lo que no se vale es frenar el progreso de México.
*El autor es Senador de la República.
Twitter: @gerardoflaresr
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