La semana pasada concluyó en Alemania una importante subasta de frecuencias, pues colocó en el mercado un total de 270 MHz distribuidos en las bandas de 700 MHz, 900 MHz, 1,500 MHz y 1,800 MHz. Se trata de un proceso de licitación que en su fase de subasta inició hace tres semanas, y para la cual el órgano regulador alemán, Bundesnetzagentur -que entre otros sectores supervisa al sector telecomunicaciones-, estableció como precios de inicio montos tales que sumaban 1,500 millones de euros. Pues bien, al término de la ronda 181 se dio por concluida la subasta, con posturas ganadoras que suman casi 5,100 millones de euros, por parte de tres proveedores: Vodafone, Deutsche Telekom y Telefónica.
Lo relevante de esta subasta es que convirtió a Alemania en el primer país europeo en asignar licencias en una banda considerada como el segundo dividendo digital, la banda de 700 MHz. Es una banda que aún está ocupada para señales de radiodifusión, pero que a partir del 2017 podrá ver el inicio de su uso para servicios de banda ancha móvil. Es de destacar que los precios ofrecidos en Alemania toman en cuenta la obligación que el regulador le impondrá a cada ganador de ofrecer accesos de banda ancha con velocidades de al menos 10 megabits por segundo (Mbps) a 97% de los hogares en cada uno de los estados federales. Por su parte, Arcep, el regulador de las telecomunicaciones en Francia, recientemente anunció el próximo inicio de una subasta de frecuencias en la banda de 700 MHz. Para ello fijó como precio mínimo un monto de 416 millones de euros por cada uno de los seis bloques de 10 MHz, que significa una suma total de precios de inicio por 2,500 millones de euros. Algunas condiciones que se establecerán para participar en la licitación son que ningún operador podrá adquirir más de 15 MHz, además de que ningún operador podrá acumular más de 30 MHz en las bandas de 700 MHz, 800 MHz y 900 MHz.
Estas dos licitaciones europeas nos muestran cómo ya hay países que han empezado a colocar más espectro en manos del mercado para que pueda ser utilizado para servicios de banda ancha móvil. Estos países ya habían asignado previamente el llamado dividendo digital, el primero, y los operadores que ganaron esas frecuencias ya instalaron la infraestructura necesaria para ofrecer el servicio.
Mientras tanto, en México nos habrá tomado prácticamente más de dos años poder anunciar los términos en lo que será licitada la concesión para explotar los 90 MHz de la banda de 700 MHz, nuestro primer dividendo digital, para operar la red compartida mayorista mandatada por la Constitución, red con la que se busca que un mayor número de mexicanos pueda acceder a servicios móviles de nueva generación.
Esto es, que en México seguimos agotando tiempo valioso para poder colocar en manos de operadores, nuevos y establecidos, espectro radioeléctrico necesario para no sólo incorporar a más mexicanos a los servicios de telecomunicaciones, sino también para que puedan conectarse a Internet a mayores velocidades. Es decir, enfrentamos un doble rezago frente a lo que ya están haciendo otras naciones: cobertura de la población y velocidad de los accesos.
La reforma constitucional debería servir como parteaguas para que los procesos que siguen las autoridades para poner espectro en manos del mercado sean mucho más oportunos que los que se realizaban al amparo del anterior marco legal. Es importante que aprovechemos el nuevo marco constitucional y legal para resolver con mayor rapidez cuestiones como ésta. De no hacerlo, podríamos terminar moviéndonos -en el mundo de Internet- por caminos de terracería, frente a las autopistas de ocho carriles que estarían utilizando alemanes, franceses o estadounidenses.
*El autor es senador de la República.