Gerardo Flores
El Economista
No sé si sea la esquizofrenia asociada a todo fin de administración presidencial, pero lo que hemos venido leyendo y escuchando durante las últimas semanas con relación al sector telecomunicaciones y radiodifusión, al menos desde la esfera administrativa, pareciera que cae perfectamente dentro de esa conducta asociada a los funcionarios que ven que se cierra un ciclo y ven, con horror, que no tienen trofeos que presumir a la nueva administración.
Lo anterior viene a colación porque pareciera que en la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) o, por lo menos, en la oficina del Comisionado Presidente de este órgano desconcentrado, consideran que sus resultados se van a evaluar en términos de si se pudo lanzar con éxito o no la licitación de canales de televisión. Pareciera que todo se reduce a promover la competencia en el mercado de la televisión, lo cual sin duda es una buena política, pero tampoco lo es todo en materia de telecomunicaciones y radiodifusión.
Si bien es cierto, que la licitación de canales de televisión es un tema de trascendencia para la nación, también lo es el que tiene que ver la licitación de las primeras estaciones de radio, licitación que -por cierto- anunció con mucho mayor anticipación la Cofetel.
Pareciera que la Cofetel o su Presidente pecan de lo mismo que acusan a las televisoras comerciales: el rating. Es decir, dado que la licitación de canales de televisión le da más exposición mediática al órgano regulador, todo indica que fue suficiente para pasar a segundo término la licitación de estaciones en la frecuencia modulada de radio, en diversas localidades del sureste de nuestro país, concretamente en los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Apenas el viernes pasado, el portal de CNN Expansión daba cuenta de declaraciones de un Comisionado de la Comisión Federal de Competencia (CFC) quien indicó que ese órgano regulador requirió en junio pasado información diversa a la Cofetel sobre el proyecto de bases de licitación de estaciones de radio en la banda de FM, y que a ese día no habría sido proporcionada por la Cofetel al regulador procompetencia.
Por el contrario, todo parece que en estos días, el Presidente de Cofetel trabaja a marchas forzadas por dar cumplimiento a ese compromiso que asumió con el Presidente de la CFC para publicar la convocatoria y las bases de licitación de los canales de televisión, proceso al que me he referido, desplante administrativo al que inexplicablemente subieron a los titulares de las secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y de Comunicaciones y Transportes (SCT), tema sobre lo que comenté en este espacio en su momento.
Tal parece que en la Cofetel prevaleció esa visión etnocéntrica -que aún predomina en algunos en la capital del país- que supone que el resto de la nación quiere ver, escuchar o leer sólo lo que se genera en el Distrito Federal. Así, se entendería porqué se ha impulsado con tanto ahínco la idea de una “tercera cadena” de televisión; no así a posibilidad de que algunos cuantos habitantes de Campeche, Quintana Roo y Yucatán tengan más opciones de escuchar radio en FM.
No pretendo decir que la Cofetel deje a un lado ahorita sus planes para licitar los canales de televisión, pero sí cuestiono que menospreciara a los radioescuchas de los estados que mencioné al grado de postergar un proyecto que, en el calendario, inició mucho antes que el correspondiente a los canales de televisión.
Sobre estas decisiones también hay que ser transparente; no se trata de presumir que se subieron a Twitter las declaraciones patrimoniales del Presidente de la Cofetel, se trata de ser transparente en los hechos, de ser transparente sobre por qué se tomaron tales decisiones o no se tomaron.
Porque, si a transparencia vamos, al pueblo de México le interesa mucho más saber por qué la Cofetel y su Presidente no tuvieron la intención de regular el poder dominante de Telmex y Telcel o por qué la Cofetel ha arrastrado los pies para siquiera pronunciarse sobre el servicio de Uno TV, que Telmex explota en clara violación a los dispuesto en su título de concesión, o por qué, lejos de promover la competencia en servicios móviles, lo único que ha hecho la Cofetel con sus decisiones en materia de interconexión es perpetuar el status quo; si no, que le pregunten a los competidores de Telcel, que claman porque la Cofetel haga un uso mejor, apegado a las mejores prácticas internacionales del modelo de costos de interconexión. Ahora que la Corte ha confirmado las facultades de la Cofetel en la materia, no estaría de más que ésta inyecte un poco de transparencia al tema, de ésa de la que se presume en temas que no tienen impacto sobre el bolsillo de los usuarios de servicios de telecom.