Gerardo Flores
El Economista
La semana pasada, el Comisionado Presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) emitió una de esas declaraciones que lo pintan de cuerpo entero, en el marco de un evento organizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). Ese día, además de señalar con su dedo flamígero a las televisoras como agentes enemigos del adelanto del apagón analógico, lanzó una advertencia al Congreso de la Unión, al llamar ‘al Poder Legislativo a no ‘atorar’ el avance del apagón analógico de la televisión con restricciones a la entrega de subsidios que permitirían a los usuarios adquirir decodificadores de señal digital’, para lo cual agregó: ‘No podemos seguir atorados en este debate de las elecciones versus los decodificadores’.
Ya enrachado en sus dichos, declaró a un diario que se edita en la capital del país, la nota periodística que él mismo se encargaría de publicitar en Twitter, ‘…que existen mecanismos eficientes y transparentes para entregar a los usuarios decodificadores que les permitan migrar de la señal análoga a la digital y que no tienen por qué vincularse con un proceso electoral’. Vayamos por partes.
En primer lugar, antes de descalificar la actuación del Congreso en la materia, lo que Mony de Swaan debería reconocer es la ausencia plena de información al Poder Legislativo sobre los planes del Ejecutivo federal con relación al subsidio o apoyo a los hogares para obtener los decodificadores necesarios para estar habilitados para recibir las señales de Televisión Digital Terrestre (TDT). Con conocimiento de causa puedo afirmar que el Congreso nunca tuvo en su poder información precisa que resultara de utilidad para los diputados, primero, para saber siquiera a través de qué fondo o programa el Ejecutivo federal pretendía asignar recursos para fondear el reparto de dichos subsidios.
En ningún momento hubo un intento de la Cofetel o de dependencia alguna por proveer la información necesaria sobre el tema de los subsidios, como sí los hubo por parte del Comisionado Presidente para tratar de convencer a diversos diputados de la conveniencia de incrementar el presupuesto de la Cofetel en 50% respecto de la propuesta que había remitido al Congreso el propio presidente Felipe Calderón.
Ante la ausencia absoluta de información, la ausencia de disposición a proveerla, la ausencia de un programa con objetivos, líneas de acción y plazos de ejecución claros y de cara al proceso electoral para elegir al Presidente de la República y la renovación de ambas cámaras del Congreso, resultaba imperativo establecer candados al propio Ejecutivo federal a efecto de evitar la tentación de utilizar un programa de esta naturaleza para distribuir recursos o promesas de recursos que pudieran afectar las preferencias electorales.
Por ello, sostengo que más que ‘llamar al Poder Legislativo a no atorar el avance del apagón analógico de la televisión con restricciones a la entrega de subsidios’, el Comisionado Presidente de la Cofetel debería ponerse a hacer su tarea: diseñar y hacer público el programa mediante el cual se prevé hacer la entrega de los famosos y manoseados subsidios. Pues, hasta ahora, sólo él conoce los ‘mecanismos eficientes y transparentes’ a los que se refirió en su entrevista. Actualmente, no existe evidencia alguna de que haya tenido lugar una discusión pública sobre dichos mecanismos.
Adicional a lo anterior, no resulta ocioso citar lo que indica el segundo párrafo de la página 10 del ‘Reporte del Comité Consultivo de Tecnologías Digitales para la Radiodifusión (CCTDR) emitido el 28 de abril del 2011, del que el Comisionado Presidente de la Cofetel es firmante. Ahí se dijo: ‘El CCTDR recomienda diversas acciones a realizar, las cuales incluyen ajustes a la Política TDT, así como otros elementos(…) que resultan fundamentales para el proceso dado que requiere de un esfuerzo conjunto de diversos actores; estos actores incluyen entidades de la Administración Pública Federal, Poder Legislativo’.
A más de un año de emitido ese reporte, resulta más que evidente que la Cofetel no realizó las tareas que en el seno del CCTDR se identificaron como necesarias, entre otras, las de realizar un esfuerzo conjunto con el Poder Legislativo. Ello no ha ocurrido hasta ahora. De ahí que los arrebatos discursivos del Comisionado Presidente de la Cofetel se tomen como eso, sobresaltos de alguien que ante la inminencia de una fecha fatal para la cual no hizo diligentemente su tarea, se antojan simplemente como lamentos anticipados. Basta citar dos ejemplos: 1) En Tijuana, no han habido campañas informativas sobre el inminente apagón. Eso no es culpa del Congreso. 2) Apenas están estructurando la licitación para comprar los primeros 205,000 decodificadores.