2018-12-10
A mediados de septiembre, les comentaba que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) habían recibido la notificación sobre la intención de compra entre dos gigantes de la industria de contenidos audiovisuales, la cual ha encendido las alertas de autoridades en materia de competencia económica alrededor del mundo. Me refiero, por supuesto, a la adquisición de 21st Century Fox por parte de The Walt Disney Company.
En Estados Unidos, el Departamento de Justicia condicionó la compra de Fox a que, antes de concretarse, esta se deshiciera de una multitud de canales deportivos y de noticias. La Comisión Europea hizo lo propio pero se limitó a ordenar a Disney deshacerse de su participación en varios canales culturales. Ambas decisiones buscaron salvaguardar el interés de los consumidores, pues no hacerlo hubiera significado generar problemas de competencia como resultado de su fusión .
En América Latina la operación ha suscitado malos entendidos, pues la separación de la cadena Fox Sports (FS) en Estados Unidos hizo a muchos pensar que sus homónimas latinas tampoco estarían incluidas en la operación. Sin embargo, FS en América Latina forma parte de una unidad de negocios diferente a la estadounidense, hecho por el cual no fueron afectados por la decisión del Departamento de Justicia. De esta forma, las autoridades de competencia en la región tendrán que enfrentarse a la misma disyuntiva que su contraparte americana, pues aquí también ambas empresas tienen un importante peso en la transmisión de contenido en Televisión de Paga.
Hace pocos días, el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) de Brasil falló en el mismo sentido. Ello pues consideró que, tras la unión de ambas compañías, Disney ostentaría una posición privilegiada en el segmento deportivo de los canales de TV de Paga y dejaría a operadores y suscriptores con un problema de concentración de mercado preocupante. El análisis del CADE es destacable en dos sentidos: toma en cuenta la pluralidad y diversidad en contenidos; y remarca la importancia de analizar los canales por géneros y no solo en conjunto.
En México, las autoridades competentes (IFT y COFECE) se enfrentan a un problema similar, aunque de magnitud incluso mayor, al Brasileño. Esto ya que en Brasil, aún después de la fusión, existiría un gran programador (Globo) con mayor nivel de audiencia que podría competirle en el mismo mercado. En nuestro país este no es el caso pues el gusto del público y los acuerdos de exclusividad de ESPN y FS les dan preferencia sobre el resto. Incluso, son los únicos canales deportivos ofrecidos por todos lo operadores en todos sus paquetes.
Resta esperar, entonces, que las autoridades mexicanas estén a la altura de sus pares internacionales y establezcan límites a la operación en defensa de los consumidores.