2020.08.03
Vía El Heraldo de México
El pasado 29 de julio, en los E.E.U.U., aconteció la audiencia tecnológica antimonopolio, donde Mark Zuckerberg (Facebook), Jeff Bezos (Amazon), Tim Cook (Apple) y Sundar Pichai (Google) expusieron su defensa frente al Comité Judicial de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, a través de una videoconferencia.
Después de cinco horas y media de audiencia, el presidente de la Cámara de Representantes, el demócrata David Cicilline concluyó que hoy en día estas cuatro compañías tienen un claro poder de monopolio y es necesario dividirlas, regularlas adecuadamente y obligarlas a rendir cuentas.
Estas cuatro empresas han permeado muchos aspectos de nuestra vida, provocando efectos trascendentales sobre la actividad económica y la democracia en la gran mayoría de los países. Debido a su tamaño, las acciones, omisiones y decisiones de estas empresas tienen un efecto directo e indirecto en el comportamiento macroeconómico de los países. Por lo que, mientras más nos adentramos en el mundo digital, es fundamental ir pensando en regulación y supervisión de estas con el fin de evitar efectos adversos sobre el desarrollo económico, el correcto funcionamiento de los mercados y los procesos democráticos.
Más allá de su tamaño y poder económico, el problema que se identifica es su presunta posición monopólica, pues cada una de estas empresas funge como cuello de botella para canales clave para el desarrollo de otras empresas como lo son: el mercado publicitario, tiendas de aplicaciones, canales de distribución y ventas de comercio electrónico.
Específicamente, los líderes de estas compañías fueron cuestionados por el uso de datos y la vigilancia de otras compañías para proteger su posición dominante y eliminar potenciales competidores, mencionando el caso de Facebook por la adquisición de Instagram y WhatsApp para evitar que amenazaran su posición. Otro de los principales cuestionamientos a Jeff Bezos, CEO de Amazon, fue el presunto uso de datos de vendedores de terceros por parte de la compañía, para desarrollar sus propios productos, teniendo una clara ventaja competitiva al conocer perfectamente la demanda de los consumidores.
Las acusaciones anteriores no son nuevas, de hecho la Unión Europea ha sido muy incisiva en el comportamiento de estas empresas y constantemente están siendo sujetas a investigaciones sobre competencia económica.
En el contexto mexicano, y bajo el cual existe un conflicto de competencias, vale la pena reflexionar sobre la facultad y capacidad de las instituciones y leyes de competencia económica actuales para enfrentar y regular de manera adecuada a estas grandes empresas, ante la complejidad que esta tarea exige. Es importante seguir analizando los efectos que tienen estas empresas sobre las variables macroeconómicas y la dinámica de los mercados adyacentes, así como comprender el efecto de éstas sobre el acceso y uso de los consumidores finales y la estructura competitiva.