2018-09-21
En mi entrega pasada celebraba en este espacio el cumpleaños número cinco del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), reconociendo muchos de los logros alcanzados en el sector después de la reforma en telecomunicaciones de junio de 2013.
También señalé que, si bien vamos en la ruta correcta, uno de los grandes pendientes de la reforma es que no se han podido abatir los altos índices de concentración que permanecen en los mercados de telefonía fija, telefonía móvil, y banda ancha.
Pues hay otro indicador que preocupa, y mucho. Resulta que en el 2017 las inversiones en el sector de las telecomunicaciones se redujeron 28 por ciento. La caída se debió principalmente a la contracción en inversiones del 46 por ciento que el agente económico preponderante, América Móvil, tuvo en el mismo año.
Aunque las decisiones de inversión corresponden a cada concesionario en lo individual, lo relevante es que mientras América Móvil redujo considerablemente sus montos de inversión en el sector, la competencia sostuvo los niveles de 2016, al tiempo que el preponderante recibió el 59 por ciento de los ingresos y el resto de los operadores el 41 por ciento restante.
En boletín publicado por el Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones (IDET), publicado esta semana se considera que: “Otro aspecto a valorar, es que a pesar de los amplios márgenes de ganancias que América Móvil mantuvo en México, durante el presente sexenio, únicamente destinó en promedio el 9% de sus ingresos a inversiones en infraestructura, mientras que en otros países de la región, en los que también presta servicios de telecomunicaciones, como Brasil, su porcentaje de inversión se ubicó en 21% de sus ingresos, en promedio”.
¿Qué sucede cuándo se cae la inversión? Pues se cae la calidad de los servicios; y se afectan los planes de cobertura y penetración, en demérito de los usuarios. Se podría asumir que, si el preponderante es el que está reduciendo sus niveles de inversión, sólo este operador tendrá pérdida en la calidad de sus servicios. Pero esto no es así, dado que las redes de telecomunicaciones están interconectadas. La baja de calidad les pega a todos los operadores.
La subinversión del preponderante es resultado de la alta concentración que este operador mantiene en los mercados. En la medida que se vayan consolidando condiciones de competencia efectiva en el sector de las telecomunicaciones, los incentivos de todos los operadores será mantener o incrementar sus niveles de inversión.
Éste es en realidad el gran pendiente que tiene el IFT como órgano regulador del sector. Los próximos años serán decisorios en lograr mercados en competencia.