Rodrigo Pérez Alonso/ Excélsior.
El día de ayer, en un nuevo episodio de la transición que vive la industria de telecomunicaciones y tecnologías de la información, Microsoft, anunció que compraría la división de telefonía celular de Nokia por una cantidad de 7,200 millones de dólares. Así, Microsoft absorbe a una compañía con la que hace dos años hizo una alianza para lanzar teléfonos celulares al mercado con la plataforma de Windows Móvil.
Tan sólo en 2007, Nokia tenía un valor de mercado de alrededor de 150 mil millones de dólares, por lo que esta venta representa menos de 5% de aquel valor. La razón de esta rápida caída en seis años radica en que las cosas han cambiado radicalmente: en 2007 Apple sacó al mercado el primer teléfono táctil – el iPhone-, con una plataforma amigable al usuario y revolucionó el mercado.
Android, de Google, se volvió un competidor serio y compañías como Samsung y HTC (una empresa nueva) fueron rápidas en adoptar el sistema operativo y dar a los consumidores lo que querían.
Nokia no supo capitalizar su ventaja en el mercado de telefonía celular (en su mejor momento, tenía 40% del mercado) y adaptarse rápidamente.
Se quedó rezagado en un sistema operativo retrasado contra los pioneros de las plataformas táctiles como Apple – con el iPhone- y Google -con Android-. Lo mismo pasó con el sistema de Blackberry. Así, tanto Nokia como Blackberry tuvieron que tomar medidas radicales, pero la medicina llegaría muy tarde.
Nokia contrató a un nuevo director general que estuvo en Microsoft por muchos años, Stephen Elop, y firmó una alianza con Microsoft para ofrecer la plataforma de Windows Móvil en sus nuevos dispositivos. Por su parte, Blackberry promovió a un nuevo director general y anunció una modernización de su plataforma de software y nuevos dispositivos.
Sin embargo, en ambas empresas el daño estaba hecho. Nokia, en su apogeo, fue el primer lugar de venta de terminales móviles, Blackberry alcanzó el segundo lugar y mucha popularidad en el medio empresarial (sobre todo por el manejo del correo electrónico).
Ahora, en pocos años, ese dominio se esfumó y ambas empresas están casi en su lecho de muerte.
Así es la velocidad de esta industria y la tecnología. Un tropiezo pequeño puede significar un efecto negativo de gran impacto a mediano y largo plazo. La tecnología disruptiva de los nuevos jugadores en el mercado fue la muerte anunciada para Nokia y Blackberry. Ellas mismas escribieron su esquela.
Espiar al vecino
Hablando de telefonía móvil, esta semana se reveló que el gobierno de EU espió activamente a Dilma Rousseff y a Enrique Peña Nieto, cuando ambos eran candidatos a la Presidencia. A lo largo de los últimos tres años, el gobierno de Estados Unidos ha sufrido severas filtraciones de sus estrategias de espionaje electrónico. Brasil tomó una postura dura al respecto; para México no es tan fácil.
El Gobierno de la República recibirá en próxima fecha al vicepresidente Joe Biden y no se puede dar el lujo de tensar una relación necesaria para la lucha contra el narcotráfico, la negociación del Acuerdo de Asociación Transpacífico y otros asuntos de importancia. Por más serio que es este asunto, lo más seguro es que quedará como una protesta en papel y el espionaje entre amigos.
Twitter: @rperezalonso
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