2022.03.01
Vía El Economista
Después de 28 sesiones, ayer tuvo lugar la clausura de los foros del parlamento abierto sobre la reforma eléctrica en la Cámara de Diputados. Por parte del gobierno del presidente López Obrador, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, se encargó de reiterar gran parte de los mensajes ideológicos con los que la 4T ha defendido la propuesta de reforma constitucional que busca desmantelar los cambios introducidos por el poder reformador de la Constitución en 2013. Tal como ocurrió a lo largo de los distintos foros, la secretaria Nahle se dedicó a mencionar supuestos excesos, “mala planeación nacional” o bien supuestas situaciones “fuera de toda lógica económica, operativa o ambiental”, sin aportar, como en los casos de los distintos voceros a favor de la propuesta gubernamental evidencia concreta.
De lo observado a lo largo de las 28 sesiones de estos foros, es evidente que la postura gubernamental no se modificará en absoluto. Desde el primer momento, bueno, incluso desde el inicio de la actual administración, se percibió la fobia al modelo de desarrollo para el sector energético de nuestro país basado en la apertura a la competencia. Esa es la premisa bajo la cual está construida la propuesta de reforma.
Los descalificativos de Rocío Nahle hacia el modelo plasmado en la reforma de 2013, se acompañaron entre otros recursos, de una gráfica con la que presumió que a lo largo de 2021, mientras en otras naciones se registró volatilidad en los precios de la electricidad pagados en los mercados mayoristas, las tarifas “que hemos mantenido en México” no mostraron tal volatilidad, respecto de lo cual afirmó orgullosa que “esto se ha dado en gran medida gracias al apoyo de la Comisión Federal de Electricidad y la política implementada”. Bueno, hay que decir que a la orgullosa funcionaria se le olvidó un pequeño detalle, que tal resultado se dio a cambio de que la empresa productiva del estado reportara una pérdida por 95 mil millones de pesos para el 2021, aun cuando el gobierno federal le transfirió 70 mil millones de pesos como subsidio. Esto lo traigo a colación porque pone de relieve que ya va siendo hora de que los promotores de la reforma eléctrica hablen sobre los costos que tendrán que pagar los contribuyentes para sostener un modelo de mercado eléctrico inspirado en la década de los setenta, del siglo pasado.
En este contexto, no sobra hablar sobre la insensatez de eliminar la autonomía de los actuales órganos reguladores, aún cuando el modelo propuesto sea uno sui géneris, en el que la electricidad generada por los operadores privados nunca podrá representar más del 46 por ciento de la electricidad despachada, aún cuando su costo de generación sea o llegue a ser más barato que el de la generada por la CFE. Bajo esa característica no puede afirmarse que habrá competencia en el mercado, porque la competencia administrada o simulada, simplemente no es competencia.
Y bueno, para quienes piensen que seremos afortunados porque la CFE se encargará en gran medida del mercado eléctrico en nuestro país, sin la molestia de los actuales órganos reguladores, vale la pena pedirles que revisen la reciente decisión del órgano regulador de la competencia en Francia que hace una semana anunció una multa de 300 millones de euros en contra de la otrora empresa estatal, EDF, por su abuso de posición dominante en el mercado eléctrico francés a lo largo de un período de 15 años.
Para rematar, es evidente que los promotores de la 4T siguen pensando ingenuamente que la reforma no es violatoria de los compromisos de México en el T-MEC, nada más alejado de la verdad. Más bien, exhibe la falta de rigor con la que se ha hecho todo en estos tres años de gobierno bajo la 4T. Por el bien de México, ojalá que la oposición no caiga en el juego y se convierta así en colaboradora de este inexplicable empeño de condenar a México y los mexicanos a más años de retraso.